9/01/2019, 03:11
De Money lo veía venir. Un tipo tan encariñado con la pasta no iba a arriesgar su cogote en aquella misión suicida. Él más que nadie sabía que se trataba de invertir a unas acciones sin valor alguno en su bolsa personal.
De Shaneji hubiera esperado otra cosa. ¿Dónde había quedado aquella gallardía? ¿no quería él hacer resurgir a Kirigakure de su eterno ahogamiento? pues el primer paso para ello era eliminando a Zaide. Ni el desierto más caluroso debía, en principio, amedrentar a ningún Hozuki. Kaido chasqueó la lengua, visiblemente decepcionado.
Otohime, qué decir. Sabía bien qué le convenía y qué no.
Y su queridísima Muñeca obvio que no ib...
«¿Qué tramas?»
—Yo iré. La cagué, ¿no? Pues esta vez tengo que asegurarme de que quede bien muerto para compensar.
—Tarde para eso —contestó el líder, apagando súbitamente la pequeñísima llama de responsabilidad que creció de pronto en el diminuto cuerpo de la cría—. Pero aquí se dijo una verdad: quizá es hora de que me encargué yo personalmente de él.
—Sabes que tienes un deber aquí.
—¿Estás seguro? —indagó el escualo.
Y es que, de los Ocho Cabeza de Dragón, hubiera preferido a cualquier otro que al mismísimo Ryū. ¿Por qué, os preguntaréis? ¿no era él acaso el más fuerte, capaz de amedrantar a la muchedumbre con su simple presencia y voluntad, apenas alzando la voz? ¿que era capaz de romper la madera más dura con una simple caricia, cosa que incluso una bestia como Shaneji no pudo lograr?
¿No era esa acaso el tipo de aliado que necesitaría Kaido para eliminar a Uchiha Zaide?
Sí, quizás. O quizás no. Quizás haría de su misión una aventura más revoltosa. Más peligrosa. De menor bajo perfil. Pero en fin, que si no había de otra ...
De Shaneji hubiera esperado otra cosa. ¿Dónde había quedado aquella gallardía? ¿no quería él hacer resurgir a Kirigakure de su eterno ahogamiento? pues el primer paso para ello era eliminando a Zaide. Ni el desierto más caluroso debía, en principio, amedrentar a ningún Hozuki. Kaido chasqueó la lengua, visiblemente decepcionado.
Otohime, qué decir. Sabía bien qué le convenía y qué no.
Y su queridísima Muñeca obvio que no ib...
«¿Qué tramas?»
—Yo iré. La cagué, ¿no? Pues esta vez tengo que asegurarme de que quede bien muerto para compensar.
—Tarde para eso —contestó el líder, apagando súbitamente la pequeñísima llama de responsabilidad que creció de pronto en el diminuto cuerpo de la cría—. Pero aquí se dijo una verdad: quizá es hora de que me encargué yo personalmente de él.
—Sabes que tienes un deber aquí.
—¿Estás seguro? —indagó el escualo.
Y es que, de los Ocho Cabeza de Dragón, hubiera preferido a cualquier otro que al mismísimo Ryū. ¿Por qué, os preguntaréis? ¿no era él acaso el más fuerte, capaz de amedrantar a la muchedumbre con su simple presencia y voluntad, apenas alzando la voz? ¿que era capaz de romper la madera más dura con una simple caricia, cosa que incluso una bestia como Shaneji no pudo lograr?
¿No era esa acaso el tipo de aliado que necesitaría Kaido para eliminar a Uchiha Zaide?
Sí, quizás. O quizás no. Quizás haría de su misión una aventura más revoltosa. Más peligrosa. De menor bajo perfil. Pero en fin, que si no había de otra ...