9/01/2019, 13:51
Los ojos de Datsue se iluminaron por la esperanza. Oh, sí, veía por dónde iba.
Él había pensado algo parecido, el día en que se había cruzado con Ayame. Algo más definitivo, más agresivo. Rescatar a Ayame, trayéndola a la Villa, y pedirle a Amegakure a Aiko a cambio de su devolución. Quién decía rescatar decía secuestrar. Pero, siendo exquisitos, Ayame estaba siendo controlada por Kokuo, así que más bien sería detenerla haciendo uso de la ley.
La idea que le ponían sobre la mesa era más… sutil. Más pacífica. Más de Hanabi. Y eso también significaba que tenía más probabilidad de éxito que la suya.
—Lo veo —asintió Datsue—. Lo veo… Eso sería… Eso sería genial, Hanabi-sama. Se lo agradecería eternamente —Datsue no se lo agradeció mirándole a los ojos, sino al techo. Sus ojos se habían empañado por la emoción. Se tomó unos largos segundos para continuar. Pese a todo, aún tenía sus dudas de que aquello funcionase con Yui—. Quizá debería… ¿Mandarles una carta disculpándome, a lo Ayame? Para… ¿allanar el terreno? —preguntó, dubitativo.
Pero algo más empezaba a aflorar en su mente. Tras el tsunami, la marea volvía a bajar y los restos y escombros afloraban. Después de todo lo que estaba haciendo Hanabi por él, aún con sus numerosas cagadas, ¿iba a ocultarle lo que había sucedido con Yubiwa? ¿Una información tan vital para la Villa? Kusa, en realidad, le daba igual. Pero que Hanabi conociese de antemano que alguien iba a intentar traicionar la Aldea Oculta de la Hierba podía ser clave para sus relaciones exteriores.
Pero si se lo contaba… ¿seguiría Hanabi intentando ayudar a Aiko por él? ¿Seguiría siquiera confiando en él? ¿Le perdonaría también por eso? Su corazón empezó a bombear con nerviosismo. Se encontraba al borde de un acantilado, y no sabía si al fondo se encontraba el mar o la marea estaba tan baja que no había más que piedras afiladas esperándole.
—Hay… hay algo más que debo contarle, Hanabi-sama.
Él había pensado algo parecido, el día en que se había cruzado con Ayame. Algo más definitivo, más agresivo. Rescatar a Ayame, trayéndola a la Villa, y pedirle a Amegakure a Aiko a cambio de su devolución. Quién decía rescatar decía secuestrar. Pero, siendo exquisitos, Ayame estaba siendo controlada por Kokuo, así que más bien sería detenerla haciendo uso de la ley.
La idea que le ponían sobre la mesa era más… sutil. Más pacífica. Más de Hanabi. Y eso también significaba que tenía más probabilidad de éxito que la suya.
—Lo veo —asintió Datsue—. Lo veo… Eso sería… Eso sería genial, Hanabi-sama. Se lo agradecería eternamente —Datsue no se lo agradeció mirándole a los ojos, sino al techo. Sus ojos se habían empañado por la emoción. Se tomó unos largos segundos para continuar. Pese a todo, aún tenía sus dudas de que aquello funcionase con Yui—. Quizá debería… ¿Mandarles una carta disculpándome, a lo Ayame? Para… ¿allanar el terreno? —preguntó, dubitativo.
Pero algo más empezaba a aflorar en su mente. Tras el tsunami, la marea volvía a bajar y los restos y escombros afloraban. Después de todo lo que estaba haciendo Hanabi por él, aún con sus numerosas cagadas, ¿iba a ocultarle lo que había sucedido con Yubiwa? ¿Una información tan vital para la Villa? Kusa, en realidad, le daba igual. Pero que Hanabi conociese de antemano que alguien iba a intentar traicionar la Aldea Oculta de la Hierba podía ser clave para sus relaciones exteriores.
Pero si se lo contaba… ¿seguiría Hanabi intentando ayudar a Aiko por él? ¿Seguiría siquiera confiando en él? ¿Le perdonaría también por eso? Su corazón empezó a bombear con nerviosismo. Se encontraba al borde de un acantilado, y no sabía si al fondo se encontraba el mar o la marea estaba tan baja que no había más que piedras afiladas esperándole.
—Hay… hay algo más que debo contarle, Hanabi-sama.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado