9/01/2019, 16:37
—¡Ayame! —gritó Daruu, abalanzándose sobre las rejas, y Ayame hizo lo mismo, buscando los brazos de su pareja—. Pero... ¿qué ha pasado? ¿Por qué os habéis intercambiado ahora?
Ayame agitó la cabeza varias veces, insegura.
—No... no lo sé... Lo ha hecho de repente, sin ninguna explicación... —dijo, encogiéndose de hombros—. Creo... que se siente confundida.
—Dice que quiere... pensar —reprodujo, con una risilla nerviosa. Entonces le dirigió una mirada cargada de angustia—. ¿Cómo están las cosas en casa? Kōri vino a vernos... hace cosa de una semana.
Ayame agitó la cabeza varias veces, insegura.
—No... no lo sé... Lo ha hecho de repente, sin ninguna explicación... —dijo, encogiéndose de hombros—. Creo... que se siente confundida.
«¡No estoy confundida, señorita! Sólo deseo pensar.»
—Dice que quiere... pensar —reprodujo, con una risilla nerviosa. Entonces le dirigió una mirada cargada de angustia—. ¿Cómo están las cosas en casa? Kōri vino a vernos... hace cosa de una semana.