10/01/2019, 14:07
Sí, tenía razón. Él tampoco creía que fuese a solucionar nada disculpándose ahora. Seguramente, lo mejor que podía hacer era desaparecer de sus vistas y que no volviesen a oír de él hasta la petición de Hanabi.
—Así es, señor, es inmortal. —Y él creía saber el porqué—. Y pierde al menos un año de memoria cada vez que muere.
Genin, además. Más allá de la localización de su Villa —que hacía tiempo había dejado de ser un secreto—, dudaba que tuviese nada relevante y confidencial sobre su aldea. Y, hablando de secretos, Hanabi le miró muy serio cuando Datsue se tiró al precipicio y dijo que tenía que contarle algo. Como si…
¿Cómo si ya lo supiese? Tragó saliva, y el estómago le dio un vuelco cuando se lanzó al vacío.
—Estando como estamos —desvió momentáneamente los ojos a las vendas de ambos—, preferí ir dosificando la información por nuestra salud. Verá… —Joder, cómo le estaba costando—. No fue solo por Shukaku que creí que usted había matado a mi Hermano. De haber sido solo él… —Quería pensar que no se la hubiesen colado—. El caso es que recibió ayuda…
»… de un tercero. —Ya no había vuelta atrás. Irónicamente, Datsue saldría del paso o cavaría su sentencia definitiva con la verdad—. Se apareció en mi habitación justo después de sentir que Akame había muerto. Él… lo sabía todo, Hanabi-sama. Detalles pequeños como que yo era de la Ribera del Norte. El nombre de mi padre. Y detalles estremecedores: sabía por qué Akame estaba encerrado y que usted me había pedido sustraer información de él. Hablaba de una forma… como si hubiese estado allí, en aquel momento, ¿sabe? Con nosotros en el despacho. También sabía que mi pilar más fuerte en esta Villa es Inuzuka Nabi. Era como… No sé, como si tuviese un jodido espía que se lo contase todo.
»Y yo tenía mi Sharingan activado, y le contaré un secreto que ni mi Hermano conocía. Yo… hace un tiempo que cuando trato algo importante con alguien que no confío, lo hago a través de mi Sharingan —confesó. Así había sido desde el fatídico día en que Daruu le había pedido desactivarlo para luego engañarle como a un jodido kusajin—. La gente se piensa que es porque voy a intentar meterles en una ilusión, pero en realidad es para protegerme de sus mentiras. Cada embuste que me intentan colar, son fácilmente apreciables a través de mi Dōjutsu. Los veo con la misma claridad que veo un Genjutsu. Y ese hombre, Hanabi, me hablaba como ese niño de tres años que todavía no comprende ni sabe lo que es mentir. Todo en él parecía puro, auténtico. Y me confesó que usted había matado a mi Hermano de la misma forma que Shukaku: rajándole el cuello —tragó saliva. Por mucho que lo hubiese pintado bonito, no dejaba de ser lo que era: se había dejado liar por un puto desconocido. Era patético—. Así fue como caí.
Y casi toda la verdad estaba ya contada.
—Tengo dos teorías de por qué estuvo anoche en mi habitación y me contó todo esto, una de ellas por algo más que me contó. Pero, antes de pasar ahí, debe saberlo, Hanabi-sama. Ese hombre era…
»Yubiwa.
—Así es, señor, es inmortal. —Y él creía saber el porqué—. Y pierde al menos un año de memoria cada vez que muere.
Genin, además. Más allá de la localización de su Villa —que hacía tiempo había dejado de ser un secreto—, dudaba que tuviese nada relevante y confidencial sobre su aldea. Y, hablando de secretos, Hanabi le miró muy serio cuando Datsue se tiró al precipicio y dijo que tenía que contarle algo. Como si…
¿Cómo si ya lo supiese? Tragó saliva, y el estómago le dio un vuelco cuando se lanzó al vacío.
—Estando como estamos —desvió momentáneamente los ojos a las vendas de ambos—, preferí ir dosificando la información por nuestra salud. Verá… —Joder, cómo le estaba costando—. No fue solo por Shukaku que creí que usted había matado a mi Hermano. De haber sido solo él… —Quería pensar que no se la hubiesen colado—. El caso es que recibió ayuda…
»… de un tercero. —Ya no había vuelta atrás. Irónicamente, Datsue saldría del paso o cavaría su sentencia definitiva con la verdad—. Se apareció en mi habitación justo después de sentir que Akame había muerto. Él… lo sabía todo, Hanabi-sama. Detalles pequeños como que yo era de la Ribera del Norte. El nombre de mi padre. Y detalles estremecedores: sabía por qué Akame estaba encerrado y que usted me había pedido sustraer información de él. Hablaba de una forma… como si hubiese estado allí, en aquel momento, ¿sabe? Con nosotros en el despacho. También sabía que mi pilar más fuerte en esta Villa es Inuzuka Nabi. Era como… No sé, como si tuviese un jodido espía que se lo contase todo.
»Y yo tenía mi Sharingan activado, y le contaré un secreto que ni mi Hermano conocía. Yo… hace un tiempo que cuando trato algo importante con alguien que no confío, lo hago a través de mi Sharingan —confesó. Así había sido desde el fatídico día en que Daruu le había pedido desactivarlo para luego engañarle como a un jodido kusajin—. La gente se piensa que es porque voy a intentar meterles en una ilusión, pero en realidad es para protegerme de sus mentiras. Cada embuste que me intentan colar, son fácilmente apreciables a través de mi Dōjutsu. Los veo con la misma claridad que veo un Genjutsu. Y ese hombre, Hanabi, me hablaba como ese niño de tres años que todavía no comprende ni sabe lo que es mentir. Todo en él parecía puro, auténtico. Y me confesó que usted había matado a mi Hermano de la misma forma que Shukaku: rajándole el cuello —tragó saliva. Por mucho que lo hubiese pintado bonito, no dejaba de ser lo que era: se había dejado liar por un puto desconocido. Era patético—. Así fue como caí.
Y casi toda la verdad estaba ya contada.
—Tengo dos teorías de por qué estuvo anoche en mi habitación y me contó todo esto, una de ellas por algo más que me contó. Pero, antes de pasar ahí, debe saberlo, Hanabi-sama. Ese hombre era…
»Yubiwa.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado