11/01/2019, 17:59
—Sé que no te he traído buenas noticias —dijo—, aunque quizás sea mayor motivación hacerlo en tiempos de guerra que de paz.
Eri dejó los pedazos que había recogido, junto con ayuda del Uzukage; sobre su pequeña mesa, mientras escuchaba como el líder de Uzushiogakure le comentaba el por qué de su repentina visita.
—Empezaremos a entrenar el Rasengan hoy, ¿te parece?
Parpadeó varias veces, y luego le brillaron los ojos por un instante, el mismísimo en el que su cuerpo se llenó de algo parecido a la emoción, donde Akame pasó, por un segundo, a ser algo de segundo plano. Sin embargo poca fue la embriaguez que sintió ante aquello, pues los tiempos que corrían no favorecían nada a que ella estuviera de buen humor, al menos no aquel día.
Sin embargo, la respuesta estaba más que decidida.
—Me encantaría, Uzukage-sama —contestó, mostrando una sonrisa.
Eri dejó los pedazos que había recogido, junto con ayuda del Uzukage; sobre su pequeña mesa, mientras escuchaba como el líder de Uzushiogakure le comentaba el por qué de su repentina visita.
—Empezaremos a entrenar el Rasengan hoy, ¿te parece?
Parpadeó varias veces, y luego le brillaron los ojos por un instante, el mismísimo en el que su cuerpo se llenó de algo parecido a la emoción, donde Akame pasó, por un segundo, a ser algo de segundo plano. Sin embargo poca fue la embriaguez que sintió ante aquello, pues los tiempos que corrían no favorecían nada a que ella estuviera de buen humor, al menos no aquel día.
Sin embargo, la respuesta estaba más que decidida.
—Me encantaría, Uzukage-sama —contestó, mostrando una sonrisa.