12/01/2019, 18:29
—Y, pues, ¿en esta época? Lo que más money da, papi, es la máquina de hacel money —Kaido no entendió el porqué reía. Era evidente que no sabía a qué se estaba refiriendo. ¿Qué máquina?—. Tuve un momento de divinida', ¿sabe usted? ¿Cómo había estado tan ciego hasta entonces? Y, pues, yo pensé que la dloga y que las putas era lo que más daba. ¿Pero en la era del billete? Oh, papi, hay que dejalse de intelmediaros e ilse a la fuente. A la casa de papel, papi. ¿Imagínese cuanto money podlíamos…?
Ploc, el zumo empapó un par de papeles y Money se levantó exaltado. Inquirió a Muñeca con rudeza, aunque pronto cambiaría su tono a uno más amable y condescendiente, como el padre que sabe que su hijo no era enteramente culpable de sus numerosas travesuras. Por el contrario, pareció encontrar la oportunidad y el discurso perfecto para que Masumi se lavara a sí misma de aquella reunión. Para que no interrumpiera más a la charla de los adultos.
La pequeña abandonó el despacho, entonces, dirigiéndose a la mesa de billar. Kaido y Money quedaron en soledad y con un tema tan importante como delicado entre manos.
—Qué paciencia. Y, pues, ¿pol dónde íbamos?
Kaido le había estado dando un par de vueltas a la insinuación del Dragón Verde. ¿Qué podía ser la fuente? ¿en serio estaba pensando cascársela a un jodido banco? es lo único que se le pudo ocurrir al tiburón.
—Por la parte en que compartías tu delirio de querer joder a un puto banco. ¿Es que estamos locos, o qué?
Ploc, el zumo empapó un par de papeles y Money se levantó exaltado. Inquirió a Muñeca con rudeza, aunque pronto cambiaría su tono a uno más amable y condescendiente, como el padre que sabe que su hijo no era enteramente culpable de sus numerosas travesuras. Por el contrario, pareció encontrar la oportunidad y el discurso perfecto para que Masumi se lavara a sí misma de aquella reunión. Para que no interrumpiera más a la charla de los adultos.
La pequeña abandonó el despacho, entonces, dirigiéndose a la mesa de billar. Kaido y Money quedaron en soledad y con un tema tan importante como delicado entre manos.
—Qué paciencia. Y, pues, ¿pol dónde íbamos?
Kaido le había estado dando un par de vueltas a la insinuación del Dragón Verde. ¿Qué podía ser la fuente? ¿en serio estaba pensando cascársela a un jodido banco? es lo único que se le pudo ocurrir al tiburón.
—Por la parte en que compartías tu delirio de querer joder a un puto banco. ¿Es que estamos locos, o qué?