12/01/2019, 19:32
Kazuma tomo aire y comenzó a relatar lo sucedido:
—Como había acordado, me encontré con Ooyagi-san…, que estaba bastante cambiada: antes tenía un aspecto clásico y una personalidad conservadora y ahora se ve muy moderna y es mucho más abierta, quizás demasiado —hizo una pequeña pausa, como si sintiera un poco de vergüenza—: como me estaba poniendo muy ansioso, decidí disculparme por lo ocurrido la última vez que nos vimos. Ella le quito importancia, y fue tan amable que me encandilo y no pude evitar arrodillarme (pues no se me ocurrió otra cosa) y disculparme por mi debilidad. Vasto esto para que rompiese en llanto como la chiquilla que solía ser.
Y puede que Juro se imaginase lo incómodo y vergonzoso que había sido ese momento, pues ver a su joven aprendiz con las mejillas encendidas era algo casi insólito.
—Luego del correspondiente drama pasamos un día bastante agradable, conversando y poniéndonos al corriente. Estaba ella muy intrigada por cuanto correspondía a mi graduación y mi entrenamiento. Parece que temía que claudicara como muchos otros, pero le asegure de que no era del tipo que abandonaba, pese a que aun estoy a prueba. Por mi parte, me sorprendió ver que una chica tan delicada y blanda creció para convertirse en una kunoichi muy competente y aventajada, puesto que ya tiene en su haber dos misiones de rango “C” y experiencia en combate real.
»Aquello fue más como que lo dije y que se me olvido mantenerlo en mis pensamientos. Ella refunfuño un poco y me invito a entrenar con ella cuando quisiera… Me agrada que se haya convertido en alguien capaz de creer en sus habilidades y no permitir que la pongan en duda, aunque… ahora tiene cierto… no sé qué, un tanto agresivo y que me intimida un poco. Es como si un tierno gatito hubiese crecido hasta ser un tigre, ¿sabe a lo que me refiero?
Realizo otra pausa y miro con expectación a su sensei.
—Cuando todo estaba marchando perfectamente, resulta que su hermana mayor nos estuvo siguiendo todo el tiempo… Todo sucedió muy rápido: en cierto momento Ooyagi-san tomo mi mano y me halo hacia ella, y al otro momento tenía encima a su hermana gritándome barbaridades… Dijo que me recordaba y que por culpa de gente como yo era que su hermanita tenía una fase rebelde. También me dijo que fue un descaro de mi parte el reunirme con ella, que era una flor demasiado valiosa como codearse con zánganos paletos y raros como yo.
»En ese instante me levante para corregirle, no porque me hubiese molestado especialmente, sino porque Ooyagi-san parecía estar a punto de hacer como una tetera. Y una discusión entre mujeres, entre hermanas, no era algo de lo que quisiera estar cerca.
»Le asegure que había mejorado como persona y que ahora incluso estaba sirviendo como genin. Se tomó aquello con cierta incredulidad y me dijo que ni siquiera sería capaz de tener una cita adecuada con una señorita o cortejar a una enamorada. Lo negué y le dije que sería perfectamente capaz, pues conocía o tenia a alguien cuyos bastos conocimiento y experiencias harían de mí una persona de bien. Entonces me desafío a tener una cita, bajo riesgo de no permitir que Ooyagi-san y yo nos viésemos de nuevo.
»Antes de darme cuenta había aceptado el desafío —aseguro mostrando total confianza—. Ya sé que en realidad desconozco como funciona lo de las citas, el cortejo y todo lo relacionado, pero no tengo que preocuparme:
»Es decir, lo tengo a usted, sensei. Usted es alguien genial: de seguro ha tenido cientos de citas y ha cortejado muchas damas bellísimas. Puede que sea difícil para alguien lento como yo, pero me esforzare y su experiencia me hará brillar, ¿cierto?
—Como había acordado, me encontré con Ooyagi-san…, que estaba bastante cambiada: antes tenía un aspecto clásico y una personalidad conservadora y ahora se ve muy moderna y es mucho más abierta, quizás demasiado —hizo una pequeña pausa, como si sintiera un poco de vergüenza—: como me estaba poniendo muy ansioso, decidí disculparme por lo ocurrido la última vez que nos vimos. Ella le quito importancia, y fue tan amable que me encandilo y no pude evitar arrodillarme (pues no se me ocurrió otra cosa) y disculparme por mi debilidad. Vasto esto para que rompiese en llanto como la chiquilla que solía ser.
Y puede que Juro se imaginase lo incómodo y vergonzoso que había sido ese momento, pues ver a su joven aprendiz con las mejillas encendidas era algo casi insólito.
—Luego del correspondiente drama pasamos un día bastante agradable, conversando y poniéndonos al corriente. Estaba ella muy intrigada por cuanto correspondía a mi graduación y mi entrenamiento. Parece que temía que claudicara como muchos otros, pero le asegure de que no era del tipo que abandonaba, pese a que aun estoy a prueba. Por mi parte, me sorprendió ver que una chica tan delicada y blanda creció para convertirse en una kunoichi muy competente y aventajada, puesto que ya tiene en su haber dos misiones de rango “C” y experiencia en combate real.
»Aquello fue más como que lo dije y que se me olvido mantenerlo en mis pensamientos. Ella refunfuño un poco y me invito a entrenar con ella cuando quisiera… Me agrada que se haya convertido en alguien capaz de creer en sus habilidades y no permitir que la pongan en duda, aunque… ahora tiene cierto… no sé qué, un tanto agresivo y que me intimida un poco. Es como si un tierno gatito hubiese crecido hasta ser un tigre, ¿sabe a lo que me refiero?
Realizo otra pausa y miro con expectación a su sensei.
—Cuando todo estaba marchando perfectamente, resulta que su hermana mayor nos estuvo siguiendo todo el tiempo… Todo sucedió muy rápido: en cierto momento Ooyagi-san tomo mi mano y me halo hacia ella, y al otro momento tenía encima a su hermana gritándome barbaridades… Dijo que me recordaba y que por culpa de gente como yo era que su hermanita tenía una fase rebelde. También me dijo que fue un descaro de mi parte el reunirme con ella, que era una flor demasiado valiosa como codearse con zánganos paletos y raros como yo.
»En ese instante me levante para corregirle, no porque me hubiese molestado especialmente, sino porque Ooyagi-san parecía estar a punto de hacer como una tetera. Y una discusión entre mujeres, entre hermanas, no era algo de lo que quisiera estar cerca.
»Le asegure que había mejorado como persona y que ahora incluso estaba sirviendo como genin. Se tomó aquello con cierta incredulidad y me dijo que ni siquiera sería capaz de tener una cita adecuada con una señorita o cortejar a una enamorada. Lo negué y le dije que sería perfectamente capaz, pues conocía o tenia a alguien cuyos bastos conocimiento y experiencias harían de mí una persona de bien. Entonces me desafío a tener una cita, bajo riesgo de no permitir que Ooyagi-san y yo nos viésemos de nuevo.
»Antes de darme cuenta había aceptado el desafío —aseguro mostrando total confianza—. Ya sé que en realidad desconozco como funciona lo de las citas, el cortejo y todo lo relacionado, pero no tengo que preocuparme:
»Es decir, lo tengo a usted, sensei. Usted es alguien genial: de seguro ha tenido cientos de citas y ha cortejado muchas damas bellísimas. Puede que sea difícil para alguien lento como yo, pero me esforzare y su experiencia me hará brillar, ¿cierto?
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)