12/01/2019, 21:20
Kaido rió.
Estaba empezando a querer a esa maldita mocosa.
—Estaremos en contacto —sentenció, a modo de despedida—. hasta otra.
Se dio la vuelta y abandonó entonces el local.
Una vez fuera, echó un vistazo a la abrupta calma que le golpeó el rostro. Apreció al cielo de Hibakari. Recordó la primera vez que escuchó de aquel puerto y su mural. Un pequeño fragmento de historia se le arremolinó en la cabeza, finalmente. El nombre de Shenfu Kano salió a flote.
¿Qué sería de ese viejo drogadicto? de su mujer, de su sobrina. Esperaba no saberlo nunca.
Estaba empezando a querer a esa maldita mocosa.
—Estaremos en contacto —sentenció, a modo de despedida—. hasta otra.
Se dio la vuelta y abandonó entonces el local.
Una vez fuera, echó un vistazo a la abrupta calma que le golpeó el rostro. Apreció al cielo de Hibakari. Recordó la primera vez que escuchó de aquel puerto y su mural. Un pequeño fragmento de historia se le arremolinó en la cabeza, finalmente. El nombre de Shenfu Kano salió a flote.
¿Qué sería de ese viejo drogadicto? de su mujer, de su sobrina. Esperaba no saberlo nunca.