13/01/2019, 14:00
—Lo haré, Datsue-kun. Y tendré en cuenta cualquier otra sugerencia tuya, pero evidentemente no vamos a arriesgar tu vida para pillar a ese hijo de puta cuando hay alguien que le tiene muchas más ganas que nosotros —dijo. Entonces hubo un silencio tenso. Había un tema que había esquivado, aunque ambos lo sabían. La mirada clavada en Datsue, Hanabi dio una cabezada hacia la derecha. Hacia la mesita de noche. Allí, descansaba una placa dorada. Una placa dorada algo sucia y que había perdido el brillo.
»Es la placa de jounin de Akame —dijo, sonriendo de forma triste—. Quiero que te la quedes tú. Que la vistas. Y que nos hagas orgullosos de ti a ambos.
»Quien sabe, quizás se te pegue algo de profesionalidad.
»Es la placa de jounin de Akame —dijo, sonriendo de forma triste—. Quiero que te la quedes tú. Que la vistas. Y que nos hagas orgullosos de ti a ambos.
»Quien sabe, quizás se te pegue algo de profesionalidad.