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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Bienvenida, 219


Por mucho que no podamos verlo, por mucho que no sepamos apreciarlo, cada día la naturaleza nos regala momentos maravillosos. Aquel era uno de esos, en ese intervalo de tiempo justo, en esa hora y minuto exacto, cuando el sol perdía fuerza en el horizonte y teñía el cielo de tonalidades rojas, naranjas y doradas.

El Lago de Shiona absorbía toda esa amalgama de colores y se teñía de un único y homogéneo tono: el carmesí. Esto, unido a las plataformas circulares que flotaban sobre el lago, distribuidas de tal modo que, vistas desde el cielo, formaban el símbolo del remolino, hacia que se le pusiesen los vellos de punta a cualquier uzujin que sintiese por su patria.

Aquel preciso momento no se producía a las seis de la tarde. Ni a las siete. Ni a las ocho. No, aquel era, como le gustaba llamarle a Datsue, la hora de Shiona.

El Uchiha recordaba como si fuese ayer la última vez que había estado allí. Había sido ocho meses atrás, cuando se había encontrado con Senju Riko, también conocido como Riko el Soplón. Había llegado en un gran bache en su vida, con Aiko perdida, y justo después de haber sido rebajado a Genin.

Ahora, volvía con su uniforme oficial de Jounin y su placa dorada reluciente en el brazo derecho. Había ganado prestigio y una posición de poder. Había perdido a su Hermano. Aiko seguía pudriéndose bajo un lago. Si lo de antes había sido un bache, ahora había caído de cabeza en un pozo.

Pero aquel no era un día para ponerse triste, se dijo. Tenía que ser optimista. Tenía que pensar en positivo.

Hoy vengo de cumplir una misión —dijo a la estatua de Shiona, y a su Hermano. Había activado el sello de la Hermandad Intrépida, ese que llevaba el número dos encima de su oreja, cubierto por su cabello, y que todavía le unía a Akame—. Completada con éxito, aunque eso no hacía falta decirlo.

Sonrió, y pese a que fue una sonrisa alegre, le faltaba algo. La sonrisa de Datsue siempre había sido una de sus armas más poderosas. Era una sonrisa zorruna y contagiosa. Te podía hacer gracia su chiste o no, pero cuando Datsue se reía, te entraban ganas de reírte a ti también. Ahora… Ahora era la sonrisa de un anuncio de pasta dentífrica. Una sonrisa… Pues eso, bonita. Sin más.

Ha sido buena misión. En solitario, sí… Sin ninguna ida de tono ni broma pesada. Con diligencia y profesionalidad. Una de esas que no aparecerá en ningún capítulo de mi biografía porque, francamente, también fue algo sosa y aburrida.

»Tampoco me metí en ningún problema. Ni me enfrasqué en discusiones o peleas tontas con ningún amejin —agregó, para la tranquilidad de ellos—. Ni con kusareños. Un día soso, como os digo. Un día… bueno. Un día... corriente.
[Imagen: ksQJqx9.png]

¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado



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Mensajes en este tema
De ojos ámbares y cabello carmesí - por Uchiha Datsue - 15/01/2019, 18:53


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