18/01/2019, 04:59
”Oh, así que así se escribe su nombre…”
El que Rōga contestara en un tono serio la tranquilizó, pues había pensado que él se burlaría de su pregunta. Su ceño parecía querer desafiar al peliazul, mas su sonrisa delataba sus ánimos positivos. En su mente, Ranko soltaba gritos de emoción. El aura imaginaria que cubría al chico ahora tomaba una forma definida, y era de hecho algo similar a lo que fantaseaba con Kuumi: Rōga era un lobo. Ranko, un conejo.
”¡AAAAH! ¡Tiene una meta similar a la mía! ¡Qué emoción que lo mío no sea el sueño tonto de una niña tonta! No, no te emociones demasiado, Ranko. ¡Míralo! Es tan decidido, no como tú… ¡Pues más razón, entonces! ¡Lo superaré algún día! ¡Y luego superaré a Kuumi!”
Ranko guardó su kunai mientras veía a Rōga tomar la posición de batalla que había adoptado al inicio de la pelea. La chica, por su parte, adoptó la misma que su clon había tomado. La emoción le llenaba, y sintió que no podía dejarse vencer por la timidez de siempre.
—Gra-gracias por… por enfrentarse a mí, Kingu-san —comenzó, intentando idear una estrategia, a pesar de lo limitado de sus opciones —. Será muy… gratificante cuando la… La Princesa Conejo venza al Rey Lobo.
En ese momento, Ranko no se sentía Ranko. Se sentía cien veces más poderosa. Y si Rōga resultaba doscientas veces más fuerte de lo que parecía, ella se aseguraría de entrenar trescientas veces más. No sabía de dónde salía esa convicción, y luego se arrepentiría y se avergonzaría de sus palabras. ”¡Qué ridículo debí de haber sonado!” pensaría. Pero no en ese momento. Aunque fuese solo una kunoichi con prácticamente cero experiencia, con una habilidad en ninjutsu cerca de nula, sin logro alguno en su pechera, aquélla era una historia para no olvidar: su primer combate emocionante, en un lugar en ruinas, contra alguien que aseguraba sería un ninja grandioso.
En ese momento, Ranko se sentía una leyenda.
—¿Pu-puedo hacer… una pregunta más, Kingu-san? —La Ranko interna gritaba de emoción y en tono de regaño a la vez. ”¡Noooo! ¡Se molestará si dices eso! ¡No lo hagas, aunque haga todo mucho más emocionante!” La pose del Hakuto no mai se tensó, preparándse —. ¿Los lobos cazan o bailan?
El que Rōga contestara en un tono serio la tranquilizó, pues había pensado que él se burlaría de su pregunta. Su ceño parecía querer desafiar al peliazul, mas su sonrisa delataba sus ánimos positivos. En su mente, Ranko soltaba gritos de emoción. El aura imaginaria que cubría al chico ahora tomaba una forma definida, y era de hecho algo similar a lo que fantaseaba con Kuumi: Rōga era un lobo. Ranko, un conejo.
”¡AAAAH! ¡Tiene una meta similar a la mía! ¡Qué emoción que lo mío no sea el sueño tonto de una niña tonta! No, no te emociones demasiado, Ranko. ¡Míralo! Es tan decidido, no como tú… ¡Pues más razón, entonces! ¡Lo superaré algún día! ¡Y luego superaré a Kuumi!”
Ranko guardó su kunai mientras veía a Rōga tomar la posición de batalla que había adoptado al inicio de la pelea. La chica, por su parte, adoptó la misma que su clon había tomado. La emoción le llenaba, y sintió que no podía dejarse vencer por la timidez de siempre.
—Gra-gracias por… por enfrentarse a mí, Kingu-san —comenzó, intentando idear una estrategia, a pesar de lo limitado de sus opciones —. Será muy… gratificante cuando la… La Princesa Conejo venza al Rey Lobo.
En ese momento, Ranko no se sentía Ranko. Se sentía cien veces más poderosa. Y si Rōga resultaba doscientas veces más fuerte de lo que parecía, ella se aseguraría de entrenar trescientas veces más. No sabía de dónde salía esa convicción, y luego se arrepentiría y se avergonzaría de sus palabras. ”¡Qué ridículo debí de haber sonado!” pensaría. Pero no en ese momento. Aunque fuese solo una kunoichi con prácticamente cero experiencia, con una habilidad en ninjutsu cerca de nula, sin logro alguno en su pechera, aquélla era una historia para no olvidar: su primer combate emocionante, en un lugar en ruinas, contra alguien que aseguraba sería un ninja grandioso.
En ese momento, Ranko se sentía una leyenda.
—¿Pu-puedo hacer… una pregunta más, Kingu-san? —La Ranko interna gritaba de emoción y en tono de regaño a la vez. ”¡Noooo! ¡Se molestará si dices eso! ¡No lo hagas, aunque haga todo mucho más emocionante!” La pose del Hakuto no mai se tensó, preparándse —. ¿Los lobos cazan o bailan?
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