19/01/2019, 00:28
—No tengo ganas de discutir —espetó Datsue, de manera demasiado impropia a su ser. Kaido realmente esperaba haberle caldeado los ánimos con aquella introducción suya, pero ahora daba la sensación de que con su bandana de jonin también había ascendido su paciencia—. La única razón por la que sigues teniendo dientes ahora mismo es por tu bandana de Ame. Así que, mejor, sigue tu camino tranquilamente. Ya sabes lo que dicen: la curiosidad mató al gato.
—Exacto, al gato. No al Tiburón —respondió—. ¿y qué bandana, Datsue? ¿en dónde? —se palpitó el cuerpo con las manos en busca de aquella placa inexistente—. ¿lo ves? no está. No hay nada que te impida dejarme desdentado si así lo quieres.
Kaido dio un paso. Luego otro. Se detuvo.
«¿Quién eres? tú no eres el Datsue que conocí»
—¿Tú me odias, Datsue-kun?
—Exacto, al gato. No al Tiburón —respondió—. ¿y qué bandana, Datsue? ¿en dónde? —se palpitó el cuerpo con las manos en busca de aquella placa inexistente—. ¿lo ves? no está. No hay nada que te impida dejarme desdentado si así lo quieres.
Kaido dio un paso. Luego otro. Se detuvo.
«¿Quién eres? tú no eres el Datsue que conocí»
—¿Tú me odias, Datsue-kun?