19/01/2019, 16:42
(Última modificación: 19/01/2019, 16:43 por Amekoro Yui. Editado 2 veces en total.)
Un golpe tras otro, una sorpresa detrás de cada esquina. ¿Uno de los Hermanos del Desierto, muerto? Entiendan que mientras los dos otros kage parecían visiblemente afectados por la noticia, no era así en el equipo Amegakure. Quizás sí en el caso del ANBU, pero el grueso de la reunión estaba acostumbrado ya a verle temblar ante cualquier cosa. Pero respecto a Shanise y Yui... Se mantenían igual que antes. Yui, sonriente. Shanise, totalmente seria. Como si un arcano conjuro les hubiese paralizado en el tiempo, tardaron un momento en contestar.
Muy diferente era lo que estaba sucediendo en su interior, por supuesto. Evidentemente, si uno conoce un poco la historia entre Amegakure y los Hermanos del Desierto, sabrá que la relación de los dos ninjas de Uzushio con los mandatarios de Ame no era... La mejor. De modo que ambas estaban contentas, en diferente grado. Acorde a su carácter.
Porque Yui, oh, Yui. Era un detalle tan sutil que ninguno de los otros dos kage se había dado cuenta, pero su sonrisa se había ampliado, y había apretado la mandíbula y los puños un grado más. Tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no saltar encima de la mesa de piedra y ponerse a bailar una danza tradicional del País de la Tormenta.
—Siento tu... pérdida, Hanabi —dijo—. ¿Cuál de los dos Uchiha palmó, el secuestrador o el charlatán?
—De cualquier forma nosotras también habíamos pensado en reforjar el Pacto de nuevo. —Shanise se apresuró a desviar la conversación a otro punto, quizás tarde.
—Pero no el mismo Pacto. Hay cosas de las que hay que hablar.
Muy diferente era lo que estaba sucediendo en su interior, por supuesto. Evidentemente, si uno conoce un poco la historia entre Amegakure y los Hermanos del Desierto, sabrá que la relación de los dos ninjas de Uzushio con los mandatarios de Ame no era... La mejor. De modo que ambas estaban contentas, en diferente grado. Acorde a su carácter.
Porque Yui, oh, Yui. Era un detalle tan sutil que ninguno de los otros dos kage se había dado cuenta, pero su sonrisa se había ampliado, y había apretado la mandíbula y los puños un grado más. Tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no saltar encima de la mesa de piedra y ponerse a bailar una danza tradicional del País de la Tormenta.
—Siento tu... pérdida, Hanabi —dijo—. ¿Cuál de los dos Uchiha palmó, el secuestrador o el charlatán?
—De cualquier forma nosotras también habíamos pensado en reforjar el Pacto de nuevo. —Shanise se apresuró a desviar la conversación a otro punto, quizás tarde.
—Pero no el mismo Pacto. Hay cosas de las que hay que hablar.