19/01/2019, 19:12
—Siento tu... pérdida, Hanabi —dijo Yui, aunque aquella afilada sonrisa que esgrimía hablaba sola. No, por supuesto que no lo sentía—. ¿Cuál de los dos Uchiha palmó, el secuestrador o el charlatán?
Y vistas las heridas aún abiertas entre Uzushiogakure y Amegakure, Kenzou no podía culparla. No se le escapó el suspiro hastiado de Hanabi. La Lluvia y El Remolino seguían muy escocidos el uno con el otro... Aunque la posición de la Arashikage en aquella negociación cada vez se alejaba más de lo que sería considerada como adecuada. Si el Uzukage decidía mover sus propias fichas, podría ser ella la que terminara perjudicada.
—Acabaron con la vida de Uchiha Akame —explicó el Uzukage.
Y Kenzou abrió los ojos como platos.
—¿Uchiha Akame? ¿El Campeón del Torneo de los Dojos? ¡Maldita sea, era un muchacho realmente prometedor!
Y eso sólo significaba que debían reforzar aún más la seguridad en torno a sus jinchuriki. Aquello no le gustaba nada de nada.
—De cualquier forma nosotras también habíamos pensado en reforjar el Pacto de nuevo —intercedió Shanise, más sensata.
—Pero no el mismo Pacto. Hay cosas de las que hay que hablar —especificó la líder.
—Soy todo oídos —dijo Hanabi.
—Por mi parte, y aunque te agradezca enormemente – de verdad – que accedas a echarme una mano con mi jinchuuriki, he de decir que la reversión del sellado no se hará en Uzushiogakure —exigió Yui—. Puede ser aquí mismo, o en un lugar habilitado y recomendado por el Juuchin. Como quieras. Pero quiero que Uchiha Datsue se mantenga lejos de Ayame. Está claro que hay demasiados problemas pendientes entre ellos. No me fío. —La mujer se cruzó de hombros y cruzó la mirada con Kenzou—. Por otra parte, creo que mi homónimo kusajin estará de acuerdo en que el término Paz de Shiona no debería aplicarse a este nuevo Pacto, puesto que se supone que es un acuerdo a tres. Amegakure no será menos, ni Kusagakure tampoco. Hay que ponerle un nombre apropiado. No abusaré de tu amabilidad, Hanabi. Sé que no te caigo bien. Adelante, Kenzou, propón algo.
El líder de Kusagakure se llevó una mano al cogote. Había recuperado aquella sonrisa suya, y ahora la esgrimía con una risilla.
—Vaya, Yui-dono, me acabas de colocar en un auténtico compromiso. Nunca he sido muy imaginativo para los nombres... —hizo una floritura con la mano, y la Jōnin de los ojos cerrados se adelantó.
Llevaba un pergamino pequeño y lo depositó con suma delicadeza sobre la superficie de la mesa. Con un sólo movimiento lo abrió y sus manos se entrelazaron en varios sellos. Apoyó la diestra sobre el pergamino y...
Tras una pequeña nube de humo, una humeante tetera y hasta seis delicadas tazas de porcelana con estampados florales aparecieron. La mujer sirvió el té en una de ellas y Kenzou la tomó sin un ápice de duda. Se la llevó a los labios y dejó escapar un suspiro de alivio.
—Ah... Mucho mejor así. ¿Gustáis, Amegakure o Uzushiogakure? Está justo en su punto. —Volvió a llevarse la taza a los labios y, tras un último sorbo, la dejó reposar en la mesa—. ¿Que os parece "El Pacto de las Tres Sombras" o [i]El Pacto de las Tres Grandes"[/i]? Eso nos junta a las tres aldeas y no discrimina a ninguna.
Y vistas las heridas aún abiertas entre Uzushiogakure y Amegakure, Kenzou no podía culparla. No se le escapó el suspiro hastiado de Hanabi. La Lluvia y El Remolino seguían muy escocidos el uno con el otro... Aunque la posición de la Arashikage en aquella negociación cada vez se alejaba más de lo que sería considerada como adecuada. Si el Uzukage decidía mover sus propias fichas, podría ser ella la que terminara perjudicada.
—Acabaron con la vida de Uchiha Akame —explicó el Uzukage.
Y Kenzou abrió los ojos como platos.
—¿Uchiha Akame? ¿El Campeón del Torneo de los Dojos? ¡Maldita sea, era un muchacho realmente prometedor!
Y eso sólo significaba que debían reforzar aún más la seguridad en torno a sus jinchuriki. Aquello no le gustaba nada de nada.
—De cualquier forma nosotras también habíamos pensado en reforjar el Pacto de nuevo —intercedió Shanise, más sensata.
—Pero no el mismo Pacto. Hay cosas de las que hay que hablar —especificó la líder.
—Soy todo oídos —dijo Hanabi.
—Por mi parte, y aunque te agradezca enormemente – de verdad – que accedas a echarme una mano con mi jinchuuriki, he de decir que la reversión del sellado no se hará en Uzushiogakure —exigió Yui—. Puede ser aquí mismo, o en un lugar habilitado y recomendado por el Juuchin. Como quieras. Pero quiero que Uchiha Datsue se mantenga lejos de Ayame. Está claro que hay demasiados problemas pendientes entre ellos. No me fío. —La mujer se cruzó de hombros y cruzó la mirada con Kenzou—. Por otra parte, creo que mi homónimo kusajin estará de acuerdo en que el término Paz de Shiona no debería aplicarse a este nuevo Pacto, puesto que se supone que es un acuerdo a tres. Amegakure no será menos, ni Kusagakure tampoco. Hay que ponerle un nombre apropiado. No abusaré de tu amabilidad, Hanabi. Sé que no te caigo bien. Adelante, Kenzou, propón algo.
El líder de Kusagakure se llevó una mano al cogote. Había recuperado aquella sonrisa suya, y ahora la esgrimía con una risilla.
—Vaya, Yui-dono, me acabas de colocar en un auténtico compromiso. Nunca he sido muy imaginativo para los nombres... —hizo una floritura con la mano, y la Jōnin de los ojos cerrados se adelantó.
Llevaba un pergamino pequeño y lo depositó con suma delicadeza sobre la superficie de la mesa. Con un sólo movimiento lo abrió y sus manos se entrelazaron en varios sellos. Apoyó la diestra sobre el pergamino y...
¡¡Puff!!
Tras una pequeña nube de humo, una humeante tetera y hasta seis delicadas tazas de porcelana con estampados florales aparecieron. La mujer sirvió el té en una de ellas y Kenzou la tomó sin un ápice de duda. Se la llevó a los labios y dejó escapar un suspiro de alivio.
—Ah... Mucho mejor así. ¿Gustáis, Amegakure o Uzushiogakure? Está justo en su punto. —Volvió a llevarse la taza a los labios y, tras un último sorbo, la dejó reposar en la mesa—. ¿Que os parece "El Pacto de las Tres Sombras" o [i]El Pacto de las Tres Grandes"[/i]? Eso nos junta a las tres aldeas y no discrimina a ninguna.