20/01/2019, 15:39
Y Hanabi respondió. Una respuesta débil, a juicio de Kenzou. El Uzukage argumentaba que no lo hacía por Uchiha Datsue, que incluso era probable que el muchacho sufriera un amargo desamor, que lo hacía por el bien de la aldea para unirla a sus filas como una kunoichi más. Unos argumentos demasiado débiles para convencer a alguien con un carácter tan potente y explosivo como era la Arashikage.
Y por eso no se sorprendió en absoluto ante la respuesta de Amekoro Yui:
—Hanabi, el asunto Aiko está fuera de discusión. Es una ninja inmortal, no pienso otorgarte un arma así a cambio de nada.
Lo que sí le sorprendió a Moyashi Kenzou, sin embargo, fue el diestro revés del joven Uzukage:
—Recuperar a Ayame, que hasta ahora ha demostrado muchísimo más que Aiko, tanto quedando subcampeona del Torneo de los Dojos como en el examen Chunin, no lo llamaría nada, Yui-dono. Y estamos hablando de tu Jinchuuriki, algo que, sin duda, tiene más valor. Aiko es un sello explosivo de rango D, con la peculiaridad de que puede reciclarse. Ayame, y lo sabes, una bomba A. No estoy interesado en otra cosa.
««Oh, Yui-dono, te acaban de dar dónde más te duele...»» Pensó el Morikage, volviéndose hacia la Arashikage con aquella sonrisa suya.
No podía ocultarlo. Se estaba divirtiendo muchísimo con aquella curiosa situación.
Y por eso no se sorprendió en absoluto ante la respuesta de Amekoro Yui:
—Hanabi, el asunto Aiko está fuera de discusión. Es una ninja inmortal, no pienso otorgarte un arma así a cambio de nada.
Lo que sí le sorprendió a Moyashi Kenzou, sin embargo, fue el diestro revés del joven Uzukage:
—Recuperar a Ayame, que hasta ahora ha demostrado muchísimo más que Aiko, tanto quedando subcampeona del Torneo de los Dojos como en el examen Chunin, no lo llamaría nada, Yui-dono. Y estamos hablando de tu Jinchuuriki, algo que, sin duda, tiene más valor. Aiko es un sello explosivo de rango D, con la peculiaridad de que puede reciclarse. Ayame, y lo sabes, una bomba A. No estoy interesado en otra cosa.
««Oh, Yui-dono, te acaban de dar dónde más te duele...»» Pensó el Morikage, volviéndose hacia la Arashikage con aquella sonrisa suya.
No podía ocultarlo. Se estaba divirtiendo muchísimo con aquella curiosa situación.