20/01/2019, 20:13
(Última modificación: 20/01/2019, 20:16 por Moyashi Kenzou. Editado 1 vez en total.)
—No sólo sobre Kurama. Sobre todo lo que pueda ayudarnos a combatirle. Incluyendo la protección de nuestros jinchuuriki —señaló Shanise—. En ese sentido, deberíamos hacer circular entre nuestras tropas la identidad de Datsue como jinchuuriki, Hanabi-dono. Y además cerciorarnos de que todos recuerden cual fue el origen de estos jinchuuriki, según nuestros fundadores: Guardianes. Guardianes de los bijuu, y ahora, Guardianes contra Kurama. Son una pieza clave y tenemos que incidir en la necesidad y prioridad en su protección. Así, yo querría ver a ninjas de Amegakure protegiendo a Datsue, a Datsue dejándose proteger —esto es, no enredando más con Amegakure—, y a ninjas de Uzushiogakure protegiendo a Ayame. Por el bien mayor.
Junto a ella, Yui refunfuño. Pero en aquella ocasión, nadie prestó atención a la malhumorada Arashikage.
—Tendremos que compartir toda la información reservada que sea de utilidad para garantizar que Kurama no suma aliados a su causa entre los nuestros. Y menos nuestros dos jinchuuriki.
«Shanise-san tiene buena dote del habla y de la negociación.» Meditaba Kenzou para sus adentros. «Además parece guardar una relación algo más estrecha de lo habitual con Yui-dono... Si esa mujer no fuera la Arashikage, no me cabe duda de que sería Shanise-san.»
—Estoy completamente de acuerdo —asintió Hanabi—. Es más, sería conveniente que agilizásemos esa red de comunicación. No tengo nada en contra de las cartas, pero… son lentas, y se pueden extraviar. Un Gentōshin no Jutsu o un Fuuinjutsu preparado para la ocasión nos serviría para que la comunicación fuese más fluida e inmediata.
—Desconozco si todos los presentes aquí conocemos el Gentōshin no Jutsu —argumentó Kenzou. Aunque no hablaba por él, por supuesto—. Y para informes regulares vendría muy bien, pero necesitamos una vía aún más inmediata. Ya sabéis, por los improvistos que pudieran surgir. ¡No podemos esperar hasta el próximo Kazeyobi para informar de que uno de nuestros muchachos ha sido revertido! —añadió, con una risotada.
—Sí, coincido, Shanise-dono —continuó Hanabi—. Proteger a Ayame y Datsue es primordial. Pero ya no solo a ellos dos, sino al tercer jinchuuriki. ¿O es que Kenzou-dono no les contó…?
Kenzou se llevó una mano a los labios y se aclaró la garganta varias veces. No dejó que la incomodidad que sentía en aquella situación se reflejara en su rosto. Mas bien al contrario. Su sonrisa seguía inmutable en sus labios, como si estuviera a punto de revelar una información tan trivial como que los árboles iban a florecer pronto en Kusagakure.
—Es cierto, qué cabeza la mía... —dijo, volviendo a entrelazar los dedos sobre la mesa—. Hace poco... —Casi un año hará ya—. El Nanabi apareció en el País del Rayo. Mis hombres consiguieron contenerlo antes de que llegara al País de los Bosques, donde habría causado una terrible catástrofe como la que ahora se conoce como la Ciudad Fantasma, del País de la Tormenta. Por eso nos vimos obligados a sellarlo antes de que fuera demasiado tarde, ¿qué otra cosa podríamos haber hecho? Así que eso hicimos, utilizando a uno de nuestros muchachos... El tercer jinchuriki es Juro. Eikyu Juro.
Junto a ella, Yui refunfuño. Pero en aquella ocasión, nadie prestó atención a la malhumorada Arashikage.
—Tendremos que compartir toda la información reservada que sea de utilidad para garantizar que Kurama no suma aliados a su causa entre los nuestros. Y menos nuestros dos jinchuuriki.
«Shanise-san tiene buena dote del habla y de la negociación.» Meditaba Kenzou para sus adentros. «Además parece guardar una relación algo más estrecha de lo habitual con Yui-dono... Si esa mujer no fuera la Arashikage, no me cabe duda de que sería Shanise-san.»
—Estoy completamente de acuerdo —asintió Hanabi—. Es más, sería conveniente que agilizásemos esa red de comunicación. No tengo nada en contra de las cartas, pero… son lentas, y se pueden extraviar. Un Gentōshin no Jutsu o un Fuuinjutsu preparado para la ocasión nos serviría para que la comunicación fuese más fluida e inmediata.
—Desconozco si todos los presentes aquí conocemos el Gentōshin no Jutsu —argumentó Kenzou. Aunque no hablaba por él, por supuesto—. Y para informes regulares vendría muy bien, pero necesitamos una vía aún más inmediata. Ya sabéis, por los improvistos que pudieran surgir. ¡No podemos esperar hasta el próximo Kazeyobi para informar de que uno de nuestros muchachos ha sido revertido! —añadió, con una risotada.
—Sí, coincido, Shanise-dono —continuó Hanabi—. Proteger a Ayame y Datsue es primordial. Pero ya no solo a ellos dos, sino al tercer jinchuuriki. ¿O es que Kenzou-dono no les contó…?
Kenzou se llevó una mano a los labios y se aclaró la garganta varias veces. No dejó que la incomodidad que sentía en aquella situación se reflejara en su rosto. Mas bien al contrario. Su sonrisa seguía inmutable en sus labios, como si estuviera a punto de revelar una información tan trivial como que los árboles iban a florecer pronto en Kusagakure.
—Es cierto, qué cabeza la mía... —dijo, volviendo a entrelazar los dedos sobre la mesa—. Hace poco... —Casi un año hará ya—. El Nanabi apareció en el País del Rayo. Mis hombres consiguieron contenerlo antes de que llegara al País de los Bosques, donde habría causado una terrible catástrofe como la que ahora se conoce como la Ciudad Fantasma, del País de la Tormenta. Por eso nos vimos obligados a sellarlo antes de que fuera demasiado tarde, ¿qué otra cosa podríamos haber hecho? Así que eso hicimos, utilizando a uno de nuestros muchachos... El tercer jinchuriki es Juro. Eikyu Juro.