20/01/2019, 20:39
En aquella ocasión la sorpresa había venido directamente de Kusagakure. Uzushiogakure parecía saber ya su pequeño secreto, aunque era más que obvio que lo harían después de que hubiese sido precisamente Uchiha Datsue el que había acompañado a su Juro en aquella loca aventura con el Cinco Colas. Pero no podía decirse lo mismo de Amegakure, a cuyos integrantes poco les faltó para que sus mandíbulas dieran con el suelo. Por supuesto, Amekoro Yui ya había colocado el pie sobre la mesa y le señalaba con un dedo acusador.
—¿¡QUÉ!? ¡¡VENGA, HOMBRE, SÍ CLARO!! ¿¡Y CUÁNDO PENSABAS DECÍRNOSLO, EH, VIEJO!?
Kenzou sintió que Hana se tensaba junto a él, pero la apaciguó con un simple gesto apaciguador de su mano.
—Yui-sama, por fa... —murmuró Shanise, pero su líder la cortó de inmediato.
—¡Ni por favor ni por favar! ¡Pero bueno, y el Pacto que teníamos qué! ¿¡Desde cuándo tenéis al jinchuuriki!? ¡Si no llegamos a hacer la reunión no habrías dicho nada, eh! ¡¡QUE NOS CONOCEMOS, KENZOU!! ¡¡NOS CONOCEMOS!!
—Por favor, calma, Yui-dono —alentó Kenzou, mostrando las palmas de sus manos en un gesto conciliador—. Todo tiene una explicación.
Kenzou, visiblemente más relajado de lo que la situación requería, inclinó ligeramente la cabeza y volvió a mesarse la perilla con gesto pensativo.
—Mmmhhh, desde hace poco. Relativamente poco —Casi un año, en realidad. Pero aquel no era un dato importante para la situación en la que se encontraban, y decir la verdad sólo serviría para crisparlos aún más. Por eso tendría que desviar la atención hacia otro punto—. Tendréis que disculpar la memoria de este humilde servidor, pero la edad comienza a pasar factura. Además, no tuvimos más remedio que hacerlo. ¡De sólo pensar en la cantidad de vidas que se habrían perdido de no haberlo hecho...! ¡Tantos niños y civiles!
»¡Pero esto ya es cosa del pasado! Las Bestias están bien atadas, y así han de seguir, y las tres aldeas vuelven a unirse por un bien común. ¡Desde luego este será un día de celebración para la posterioridad!
—¿¡QUÉ!? ¡¡VENGA, HOMBRE, SÍ CLARO!! ¿¡Y CUÁNDO PENSABAS DECÍRNOSLO, EH, VIEJO!?
Kenzou sintió que Hana se tensaba junto a él, pero la apaciguó con un simple gesto apaciguador de su mano.
—Yui-sama, por fa... —murmuró Shanise, pero su líder la cortó de inmediato.
—¡Ni por favor ni por favar! ¡Pero bueno, y el Pacto que teníamos qué! ¿¡Desde cuándo tenéis al jinchuuriki!? ¡Si no llegamos a hacer la reunión no habrías dicho nada, eh! ¡¡QUE NOS CONOCEMOS, KENZOU!! ¡¡NOS CONOCEMOS!!
—Por favor, calma, Yui-dono —alentó Kenzou, mostrando las palmas de sus manos en un gesto conciliador—. Todo tiene una explicación.
Kenzou, visiblemente más relajado de lo que la situación requería, inclinó ligeramente la cabeza y volvió a mesarse la perilla con gesto pensativo.
—Mmmhhh, desde hace poco. Relativamente poco —Casi un año, en realidad. Pero aquel no era un dato importante para la situación en la que se encontraban, y decir la verdad sólo serviría para crisparlos aún más. Por eso tendría que desviar la atención hacia otro punto—. Tendréis que disculpar la memoria de este humilde servidor, pero la edad comienza a pasar factura. Además, no tuvimos más remedio que hacerlo. ¡De sólo pensar en la cantidad de vidas que se habrían perdido de no haberlo hecho...! ¡Tantos niños y civiles!
»¡Pero esto ya es cosa del pasado! Las Bestias están bien atadas, y así han de seguir, y las tres aldeas vuelven a unirse por un bien común. ¡Desde luego este será un día de celebración para la posterioridad!