12/10/2015, 04:09
La presión en el pecho del joven Satoru se hacía más difícil de ignorar cada día. No se trataba de ninguna enfermedad; el problema estaba en su cabeza.
¿El motivo de ese molesto sentimiento? No poder meditar. Algunos dirán que eso es una estupidez, que cualquiera podría hacerlo con esfuerzo y dedicación. Mas la concepción de la palabra "meditar" que tenía Satoru era totalmente diferente al de cualquier otra persona. Tratar de explicarlo sería inútil, pues solo los que nacieron bajo el lecho del bosque podrían entenderlo.
¿Y porque Satoru no puede alcanzar la iluminación? Pues se ha olvidado como. Sufrió del maleficio de la duda, que lo hizo dudar sobre sus raíces. Él mismo se castigo, exiliandoce del Bosque que creyó que había muerto. Pero la Madre Tierra se apiadó del mismo y le dio una segunda oportunidad; adaptarse al nuevo mundo. Para adaptarse a este nuevo mundo debería encontrar su nuevo Bosque; Takigakure.
— Árbol Sagrado. ¿Me podrás ayudar? — Pensó mientras veía desde el puente, que lleva al lugar más sagrado de la aldea, el gigantesco árbol que no paraba de hacerse más grande a medida que Satoru se acercaba.
Terminó de cruzar el puente y empezó a vagar al rededor del árbol con la intención de buscar un lugar donde nadie lo podría molestar. Un lugar donde podría dialogar con el árbol sin problemas. Pero antes de darle la vuelta completa al árbol tuvo un inconveniente, se llevó por delante a una persona. No se había percatado de una raíz que sobresalía de las demás y se tropezó, empujando en consecuencia a una chicha pelirroja y vestida de negro que estaba delante de él, caminando en su misma dirección. Bueno, puede ser que el termino correcto no sea "empujar", pues Satoru tan solo se cayó derriba de ella. Capaz la mujer era capaz y lo esquivaba, o amortiguaba su caída.
¿El motivo de ese molesto sentimiento? No poder meditar. Algunos dirán que eso es una estupidez, que cualquiera podría hacerlo con esfuerzo y dedicación. Mas la concepción de la palabra "meditar" que tenía Satoru era totalmente diferente al de cualquier otra persona. Tratar de explicarlo sería inútil, pues solo los que nacieron bajo el lecho del bosque podrían entenderlo.
¿Y porque Satoru no puede alcanzar la iluminación? Pues se ha olvidado como. Sufrió del maleficio de la duda, que lo hizo dudar sobre sus raíces. Él mismo se castigo, exiliandoce del Bosque que creyó que había muerto. Pero la Madre Tierra se apiadó del mismo y le dio una segunda oportunidad; adaptarse al nuevo mundo. Para adaptarse a este nuevo mundo debería encontrar su nuevo Bosque; Takigakure.
— Árbol Sagrado. ¿Me podrás ayudar? — Pensó mientras veía desde el puente, que lleva al lugar más sagrado de la aldea, el gigantesco árbol que no paraba de hacerse más grande a medida que Satoru se acercaba.
Terminó de cruzar el puente y empezó a vagar al rededor del árbol con la intención de buscar un lugar donde nadie lo podría molestar. Un lugar donde podría dialogar con el árbol sin problemas. Pero antes de darle la vuelta completa al árbol tuvo un inconveniente, se llevó por delante a una persona. No se había percatado de una raíz que sobresalía de las demás y se tropezó, empujando en consecuencia a una chicha pelirroja y vestida de negro que estaba delante de él, caminando en su misma dirección. Bueno, puede ser que el termino correcto no sea "empujar", pues Satoru tan solo se cayó derriba de ella. Capaz la mujer era capaz y lo esquivaba, o amortiguaba su caída.