22/01/2019, 00:33
El can humanizado, o humano con pensamientos caninos en su defecto, no pudo si no sorprenderse. La chica, pese a ser tímida como ella sola, si que se veía un tanto distinguida en cuanto a guardia para el combate se refería. Para nada tenía una pose determinada por un libro, o por un profesor que de mala gana ofrecía sus conocimientos a una panda de estudiantes de academia, no señor. Era estilizada, suave, y a la vez elegante. Pero... como toda posición de combate, tenía sus fuertes y sus flojos. Quizás ya era cosa de que el Inuzuka estaba quizás un poco obsesionado con éste tipo de cosas.
A saber.
—Vaya sorpresa... ¿es un estilo de combate propio, o tan solo es una posición defensiva en que te encuentras más cómoda? —si algo caracterizaba a Etsu, sin duda era que el rastas era mas curioso que un gato.
Por suerte, la chica ya parecía haber perdido un poco el rubor en sus mejillas, así como el tembloroso tono de voz. Aún le costaba arrancar un poco al hablar, pero ya era un gran avance. Ni Dios hizo el mundo en un solo día, o al menos eso es lo que dicen los creyentes. Curioso ya es que inventase los días antes que el sol, cosa que hacía un tanto difícil averiguar los supuestos días transcurridos...
Volviendo al asunto, el Inuzuka no perdió de igual manera la potestad para combatir. Se dice que los hombres no pueden hacer dos cosas a la misma vez, pero quizás Etsu era una excepción. Fuese como fuese, pretendía conversar a la misma vez que combatía. Total, era un entrenamiento, y no tenían porqué dramatizar.
—¡Voy!
Tras anunciar su intención, el chico corrió directo hacia Ranko. La distancia no era demasiado grande, así que la carrera no sería demasiado extensa. Con la suficiente proximidad, el rastas lanzaría una patada lateral con su diestra, tomando como objetivo el torso de la kunoichi. Mantenía la guardia alta, obviamente esperando la finta o esquive de su oponente. La patada no era mas que un golpe de advertencia, realmente ni esperaba que fuese tan sencillo. No al menos tras ver que su guardia no era la habitual.
«Si acierto, bajaré un poco la intensidad. Si fallo, buscaré golpearla con una patada con la pierna que me sirve de apoyo ahora mismo, así seguro que la sorprendo.»
El combate había dado comienzo.
A saber.
—Vaya sorpresa... ¿es un estilo de combate propio, o tan solo es una posición defensiva en que te encuentras más cómoda? —si algo caracterizaba a Etsu, sin duda era que el rastas era mas curioso que un gato.
Por suerte, la chica ya parecía haber perdido un poco el rubor en sus mejillas, así como el tembloroso tono de voz. Aún le costaba arrancar un poco al hablar, pero ya era un gran avance. Ni Dios hizo el mundo en un solo día, o al menos eso es lo que dicen los creyentes. Curioso ya es que inventase los días antes que el sol, cosa que hacía un tanto difícil averiguar los supuestos días transcurridos...
Volviendo al asunto, el Inuzuka no perdió de igual manera la potestad para combatir. Se dice que los hombres no pueden hacer dos cosas a la misma vez, pero quizás Etsu era una excepción. Fuese como fuese, pretendía conversar a la misma vez que combatía. Total, era un entrenamiento, y no tenían porqué dramatizar.
—¡Voy!
Tras anunciar su intención, el chico corrió directo hacia Ranko. La distancia no era demasiado grande, así que la carrera no sería demasiado extensa. Con la suficiente proximidad, el rastas lanzaría una patada lateral con su diestra, tomando como objetivo el torso de la kunoichi. Mantenía la guardia alta, obviamente esperando la finta o esquive de su oponente. La patada no era mas que un golpe de advertencia, realmente ni esperaba que fuese tan sencillo. No al menos tras ver que su guardia no era la habitual.
«Si acierto, bajaré un poco la intensidad. Si fallo, buscaré golpearla con una patada con la pierna que me sirve de apoyo ahora mismo, así seguro que la sorprendo.»
El combate había dado comienzo.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~