22/01/2019, 22:55
—Muchas gracias señor, volveremos pronto. Vamos, chicos.
Dicho lo cual salió por la puerta con toda la felicidad que había mostrado durante la misión, ninguna. Era una estatua de hielo y nosotros eramos los dedos meñiques de sus pies. Sin cuestionar, la seguí alegremente.
Empezó a correr y ambos la seguimos felizmente, de nuevo. Sin intercambiar una palabra. Ya había quedado claro tras años y años de vanos intentos por mi parte que hablar no era mi punto fuerte, ni debil, no era un punto mio. No tardamos mucho en llegar al area marcada por el mapa, aunque era complicado saber qué area era exactamente ni en que area estabamos. Al amparo de la noche, el mapa no se veía más que un papel con cosas dibujadas sin una forma determinada.
Sin embargo, en esa oscuridad dentro de la oscuridad, había un haz de luz. Proveniente de una grieta en una pared rocosa que había cerca. Apenas se veía nada más, porque la grieta era muy pequeña.
— ¿Y ahora qué?
No había entradas cerca, tal y como habíamos visto en el mapa, solo esa infima grieta de luz que no daba para ver el mapa.
Dicho lo cual salió por la puerta con toda la felicidad que había mostrado durante la misión, ninguna. Era una estatua de hielo y nosotros eramos los dedos meñiques de sus pies. Sin cuestionar, la seguí alegremente.
Empezó a correr y ambos la seguimos felizmente, de nuevo. Sin intercambiar una palabra. Ya había quedado claro tras años y años de vanos intentos por mi parte que hablar no era mi punto fuerte, ni debil, no era un punto mio. No tardamos mucho en llegar al area marcada por el mapa, aunque era complicado saber qué area era exactamente ni en que area estabamos. Al amparo de la noche, el mapa no se veía más que un papel con cosas dibujadas sin una forma determinada.
Sin embargo, en esa oscuridad dentro de la oscuridad, había un haz de luz. Proveniente de una grieta en una pared rocosa que había cerca. Apenas se veía nada más, porque la grieta era muy pequeña.
— ¿Y ahora qué?
No había entradas cerca, tal y como habíamos visto en el mapa, solo esa infima grieta de luz que no daba para ver el mapa.
—Nabi—