23/01/2019, 05:50
Al escuchar que la joven se encontraba bien, no pudo sentirse más que aliviado... Y decepcionado tal vez, porque eso significaba que tampoco estaba pegando con la consistencia que debería, pero por ahora, podía estar feliz de ello. "Pero de eso no tiene porqué enterarse." Tenía una sensación horrible de vacío, cómo si algo faltara. Al igual que con el boxeador, la supuesta victoria se sentía incompleta, ya que moralmente estaba insatisfecho con su propio desempeño.
Las mismas palabras volvieron a rondar por su cabeza. No todo el tiempo iban a ser duelos amistosos, siendo que en las pocas veces que el asunto se tornaba peligroso se cohibía un poco al actuar. Colocó su antebrazo por encima de sus ojos, protegiéndose de los escasos rayos del sol que se colaban entre las nubes del País del Rayo. Estaba aún más molesto por ser él quién terminara recibiendo ayuda en vez de ser el quién tendiera la mano, que para colmo seguía bastante fatigado a pesar de haber transcurrido un buen tiempo.
—Sí, se supone que era justo. Pero realmente siento que yo me crucé de límite para algo que se suponía era amistoso— Admitió con tono seco. —Me sentí un poco presionado. No se me da bien el usar mucho chakra y estabas alargando el combate de una manera que tarde o temprano me haría quedar acorralado. Quise terminar de inmediato aunque fuera usando una técnica de alto calibre, pero mi cuerpo es incapaz de soportar el esfuerzo y por eso termino así... siempre.
Bajó el brazo y abrió los ojos, pendiente del cielo. Río un poco, al escuchar cómo Ranko sugería que en un futuro podrían encontrarse de nuevo para medir fuerzas una vez más.
—¡Ja! Ve haciendo fila, que ya hay mucha gente con la que tengo encuentros pendientes. King Rōga es muy cotizado— Se vanaglorió jactancioso. Pero el sabía, que de todos ellos el que más le interesaba era el que empezaba con D y terminaba en aigo.
—¿Viniste aquí para descubrir cosas sobre Kumo no? Pues al menos aquí no hay nada, pero yo sí que puedo contarte algo de interés—. Su voz ya sonaba más animada. —Antes, los Raikages solían elegir un hermano, el cuál sería cómo un compañero de batalla para toda la vida. La tradición dictaba que debían medir sus fuerzas usando una técnica secreta y sólo si ambos igualaban sus fuerzas podían considerarse hermanos. Fue aquí donde mi clan sentó las bases del nintaijutsu, pero que a diferencia del estilo de pelea de Konoha, una vez la aldea fue destruida los pocos sobrevivientes huyeron, llevándose nuestro legado al olvido.
»Aunque al menos, mi familia y yo estamos cómodos con nuestra vida actual en Ame
...te fatigas cuando te sobre esfuerzas. No te has visto en la necesidad de realizar acciones por tiempo prolongado, pero mejor vamos corrigiendo ese punto antes de que sea tarde. En una batalla real no serías más que un inútil.
Las mismas palabras volvieron a rondar por su cabeza. No todo el tiempo iban a ser duelos amistosos, siendo que en las pocas veces que el asunto se tornaba peligroso se cohibía un poco al actuar. Colocó su antebrazo por encima de sus ojos, protegiéndose de los escasos rayos del sol que se colaban entre las nubes del País del Rayo. Estaba aún más molesto por ser él quién terminara recibiendo ayuda en vez de ser el quién tendiera la mano, que para colmo seguía bastante fatigado a pesar de haber transcurrido un buen tiempo.
—Sí, se supone que era justo. Pero realmente siento que yo me crucé de límite para algo que se suponía era amistoso— Admitió con tono seco. —Me sentí un poco presionado. No se me da bien el usar mucho chakra y estabas alargando el combate de una manera que tarde o temprano me haría quedar acorralado. Quise terminar de inmediato aunque fuera usando una técnica de alto calibre, pero mi cuerpo es incapaz de soportar el esfuerzo y por eso termino así... siempre.
Bajó el brazo y abrió los ojos, pendiente del cielo. Río un poco, al escuchar cómo Ranko sugería que en un futuro podrían encontrarse de nuevo para medir fuerzas una vez más.
—¡Ja! Ve haciendo fila, que ya hay mucha gente con la que tengo encuentros pendientes. King Rōga es muy cotizado— Se vanaglorió jactancioso. Pero el sabía, que de todos ellos el que más le interesaba era el que empezaba con D y terminaba en aigo.
—¿Viniste aquí para descubrir cosas sobre Kumo no? Pues al menos aquí no hay nada, pero yo sí que puedo contarte algo de interés—. Su voz ya sonaba más animada. —Antes, los Raikages solían elegir un hermano, el cuál sería cómo un compañero de batalla para toda la vida. La tradición dictaba que debían medir sus fuerzas usando una técnica secreta y sólo si ambos igualaban sus fuerzas podían considerarse hermanos. Fue aquí donde mi clan sentó las bases del nintaijutsu, pero que a diferencia del estilo de pelea de Konoha, una vez la aldea fue destruida los pocos sobrevivientes huyeron, llevándose nuestro legado al olvido.
»Aunque al menos, mi familia y yo estamos cómodos con nuestra vida actual en Ame