25/01/2019, 19:19
(Última modificación: 25/01/2019, 19:22 por Moyashi Kenzou. Editado 3 veces en total.)
—Soy consciente de los riesgos, pero estamos en unos tiempos que requieren esta clase de colaboración —habló Shanise, tajante.
Sin embargo, cuando Kenzou se volvió hacia Hanabi buscando un punto de apoyo, de encontró justamente lo contrario:
—Pues a mí me gusta. Me gusta mucho.
Kenzou chasqueó la lengua, plenamente disgustado con la idea de mandar a algunos de sus shinobi fuera de los límites de la aldea, de condenarlo a un exilio voluntario, de arriesgar que se descubrieran cosas fuera de Kusagakure que no deberían ser sabidas. Pero estaban formando un Pacto, y la mayoría había hablado. Y todos sabían que Kusagakure era conocida por ser una aldea diplomática. Tendría que agachar la cabeza y acceder.
—Sinceramente, creo que esta es una oportunidad de oro para crear algo que dé verdadera durabilidad y consistencia al Pacto, sin importar quienes nos sucedan —continuó hablando el Uzukage—. Un equipo especial, una especie de Vigilantes o Protectores del Pacto, encargados de velar por este, formado por ninjas de Uzu, Ame y Kusa, de manera equitativa, y unidos por… un Vínculo Sanguíneo —concluyó, y Kenzou volvió la cabeza hacia él con interés y cierto recelo—. Un vínculo que les una en ese objetivo común, el bien mayor, y que les aleje de cualquier… tentación o interés ajeno. Uzushiogakure podría facilitar dicho fuuinjutsu.
—Me parece bien —declaró la segunda al mando de Amegakure—. Esto... no creo que pueda considerarse un Pacto ya, señores. Esto es algo más. Esto es... Una Alianza. La Alianza de las Tres Grandes.
Pero Kenzou no se mostraba tan convencido con la idea:
—¿Y en qué consistiría ese Vínculo Sanguíneo, mi buen Hanabi-dono? —preguntó el Morikage, con su sonrisa siempre presente.
Puede que Moyashi Kenzou fuese el más viejo de los tres Kage, pero también era el que estaba más versado en las artes de sellado. Y quería conocer todos los detalles al respecto de ese fuuinjutsu, de las consecuencias que entrañaba, antes de acceder abiertamente a él. Antes de formar parte de ninguna Alianza de ningún tipo.
Sin embargo, cuando Kenzou se volvió hacia Hanabi buscando un punto de apoyo, de encontró justamente lo contrario:
—Pues a mí me gusta. Me gusta mucho.
Kenzou chasqueó la lengua, plenamente disgustado con la idea de mandar a algunos de sus shinobi fuera de los límites de la aldea, de condenarlo a un exilio voluntario, de arriesgar que se descubrieran cosas fuera de Kusagakure que no deberían ser sabidas. Pero estaban formando un Pacto, y la mayoría había hablado. Y todos sabían que Kusagakure era conocida por ser una aldea diplomática. Tendría que agachar la cabeza y acceder.
—Sinceramente, creo que esta es una oportunidad de oro para crear algo que dé verdadera durabilidad y consistencia al Pacto, sin importar quienes nos sucedan —continuó hablando el Uzukage—. Un equipo especial, una especie de Vigilantes o Protectores del Pacto, encargados de velar por este, formado por ninjas de Uzu, Ame y Kusa, de manera equitativa, y unidos por… un Vínculo Sanguíneo —concluyó, y Kenzou volvió la cabeza hacia él con interés y cierto recelo—. Un vínculo que les una en ese objetivo común, el bien mayor, y que les aleje de cualquier… tentación o interés ajeno. Uzushiogakure podría facilitar dicho fuuinjutsu.
—Me parece bien —declaró la segunda al mando de Amegakure—. Esto... no creo que pueda considerarse un Pacto ya, señores. Esto es algo más. Esto es... Una Alianza. La Alianza de las Tres Grandes.
Pero Kenzou no se mostraba tan convencido con la idea:
—¿Y en qué consistiría ese Vínculo Sanguíneo, mi buen Hanabi-dono? —preguntó el Morikage, con su sonrisa siempre presente.
Puede que Moyashi Kenzou fuese el más viejo de los tres Kage, pero también era el que estaba más versado en las artes de sellado. Y quería conocer todos los detalles al respecto de ese fuuinjutsu, de las consecuencias que entrañaba, antes de acceder abiertamente a él. Antes de formar parte de ninguna Alianza de ningún tipo.