27/01/2019, 00:30
El guardia le miró con ojos encendidos. No le gustaba aquella actitud, y ya se sabe lo que dicen del perro ladrador. Él no era uno. Por eso, en vez de decir nada, abrió la puerta y acto seguido se llevó una mano al cinto, a la empuñadura de su arma. Por si acaso.
La sala, cuadrada y amplia, estaba construida de grandes bloques de piedra y columnas de mármol. Una larga alfombra, de color marrón arenoso, partía desde la entrada hasta el trono, donde el señor aguardaba.
Era un hombre de unos cuarenta o cincuenta años, bajito, muy bajito, a la vez que pesado y grasiento. Tenía el pelo blanco, un bigote fino, los dedos plagados de anillos de oro y una expresión caprichosa. Un sirviente le estaba masajeando los pies, arrodillado ante él, y dos más, uno a cada lado, le refrescaban abanicando gigantescas plumas en su dirección.
El trono era tan grande que todavía evidenciaba más su pequeño tamaño, y se veía que estaba sentado sobre un cojín.
—Los shinobi solicitados, Gabbra-sama —dijo el guardia cuando llegaron hasta él, deteniéndose justo antes de las cinco escaleras que había hasta el trono y realizando una senda reverencia.
El otro guardia y Comadreja lo imitaron. Muñeca iba a su bola, observando la arquitectura del lugar y sin prestar atención al noble.
—¿Shinobi? —les dedicó una mirada de arriba abajo, como si estuviese examinando los dientes de un caballo en venta y decidiese que era demasiado viejo para él—. No parecen gran cosa.
La sala, cuadrada y amplia, estaba construida de grandes bloques de piedra y columnas de mármol. Una larga alfombra, de color marrón arenoso, partía desde la entrada hasta el trono, donde el señor aguardaba.
Era un hombre de unos cuarenta o cincuenta años, bajito, muy bajito, a la vez que pesado y grasiento. Tenía el pelo blanco, un bigote fino, los dedos plagados de anillos de oro y una expresión caprichosa. Un sirviente le estaba masajeando los pies, arrodillado ante él, y dos más, uno a cada lado, le refrescaban abanicando gigantescas plumas en su dirección.
El trono era tan grande que todavía evidenciaba más su pequeño tamaño, y se veía que estaba sentado sobre un cojín.
—Los shinobi solicitados, Gabbra-sama —dijo el guardia cuando llegaron hasta él, deteniéndose justo antes de las cinco escaleras que había hasta el trono y realizando una senda reverencia.
El otro guardia y Comadreja lo imitaron. Muñeca iba a su bola, observando la arquitectura del lugar y sin prestar atención al noble.
—¿Shinobi? —les dedicó una mirada de arriba abajo, como si estuviese examinando los dientes de un caballo en venta y decidiese que era demasiado viejo para él—. No parecen gran cosa.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado