27/01/2019, 02:44
—¡No soy una niña para sostenerle la mano a nadie! —le espetó a Kaido, iracunda. ¿De qué iba? ¿Cómo se atrevía a hablarle así?
Takuya rio con fuerza. Las falsas apariencias con las que se había escudado Kaido cayeron ante semejante numerito.
—La próxima vez búscame unos shinobi de verdad, Tetsu. —El guardia alto realizó una reverencia con la cabeza, y, de reojo, miró con odio a Comadreja, el hombre que le había convencido de llevar a aquellos impresentables ante su señor—. ¡Sácalos de mi vista!
Fue en ese momento que Muñeca cayó en la cuenta.
—Oh, perdóname, Kaido-kun. Estaba despistada. ¿Te referías a esto? —Muñeca le sostuvo por un momento la mano al segundo guardia…
… y este cayó de culo como si hubiese sentido un calambrazo, chillando como Kaido —y tantos otros— habían hecho ante su roce. No, Kaido se dio en seguida que había algo distinto. Que la técnica empleada por Muñeca debía ser diferente. Aquel chillido no era de dolor, sino de absoluto terror.
—Por favor, por favor… Yo no fui, yo no fui. No, por favor, ¡no! —el guardia retrocedía a rastras, llorando a borbotones como un niño pequeño. Sus ojos dilatados y opacados estaban fijos en Muñeca, pero en realidad veían más allá—. ¡NOO, POR FAVOR, NOOOOO!
—Por las dunas de Sanbei —farfulló Tetsu, desenvainando la espada.
—¡No recuerdo haber dado la orden de desenvainar el arma, Tetsu! —le espetó Takuya, que lejos de lucir preocupado por su hombre, se veía súbitamente interesado en Muñeca y, por consiguiente, sus acompañantes—. ¡Ni a vosotros de dejar de abanicar! —rugió a sus sirvientes, quienes asustados, retomaron su labor.
»Bien. Parece que podemos hablar de negocios, pues.
El guardia seguía llorando, hecho un ovillo pegado a la pared.
Takuya rio con fuerza. Las falsas apariencias con las que se había escudado Kaido cayeron ante semejante numerito.
—La próxima vez búscame unos shinobi de verdad, Tetsu. —El guardia alto realizó una reverencia con la cabeza, y, de reojo, miró con odio a Comadreja, el hombre que le había convencido de llevar a aquellos impresentables ante su señor—. ¡Sácalos de mi vista!
Fue en ese momento que Muñeca cayó en la cuenta.
—Oh, perdóname, Kaido-kun. Estaba despistada. ¿Te referías a esto? —Muñeca le sostuvo por un momento la mano al segundo guardia…
… y este cayó de culo como si hubiese sentido un calambrazo, chillando como Kaido —y tantos otros— habían hecho ante su roce. No, Kaido se dio en seguida que había algo distinto. Que la técnica empleada por Muñeca debía ser diferente. Aquel chillido no era de dolor, sino de absoluto terror.
—Por favor, por favor… Yo no fui, yo no fui. No, por favor, ¡no! —el guardia retrocedía a rastras, llorando a borbotones como un niño pequeño. Sus ojos dilatados y opacados estaban fijos en Muñeca, pero en realidad veían más allá—. ¡NOO, POR FAVOR, NOOOOO!
—Por las dunas de Sanbei —farfulló Tetsu, desenvainando la espada.
—¡No recuerdo haber dado la orden de desenvainar el arma, Tetsu! —le espetó Takuya, que lejos de lucir preocupado por su hombre, se veía súbitamente interesado en Muñeca y, por consiguiente, sus acompañantes—. ¡Ni a vosotros de dejar de abanicar! —rugió a sus sirvientes, quienes asustados, retomaron su labor.
»Bien. Parece que podemos hablar de negocios, pues.
El guardia seguía llorando, hecho un ovillo pegado a la pared.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado