27/01/2019, 20:56
Sus pequeñas ratitas sirvientes levantaron vuelo cuando éste dio la orden, y abandonaron la sala. Tetsu fue el único que permaneció dentro, por obvias razones.
—El encargo es sencillo, shinobi —empezó, cuando se oyó el portalón cerrarse—. Quiero que traigáis a una persona ante mí. No me importa en qué estado, pero que pueda hablar. El único problema es que se encuentra en la Prisión del Yermo. Tendréis que sacarlo de allí primero.
—¿Y de quién estamos hablando, exactamente?
Detalles. Necesitaba detalles. Nombre, apariencia, motivos. Todo lo que fuera necesario para que una vez dentro, ese hombre fuera una presa lo suficientemente fácil como para no escatimar esfuerzos en su verdadero objetivo: Zaide.
—El encargo es sencillo, shinobi —empezó, cuando se oyó el portalón cerrarse—. Quiero que traigáis a una persona ante mí. No me importa en qué estado, pero que pueda hablar. El único problema es que se encuentra en la Prisión del Yermo. Tendréis que sacarlo de allí primero.
—¿Y de quién estamos hablando, exactamente?
Detalles. Necesitaba detalles. Nombre, apariencia, motivos. Todo lo que fuera necesario para que una vez dentro, ese hombre fuera una presa lo suficientemente fácil como para no escatimar esfuerzos en su verdadero objetivo: Zaide.