27/01/2019, 23:30
Kaido, no obstante, no quedó del todo satisfecho. No porque el dinero no le pareciera suficiente, sino porque no estaba tan de acuerdo con la distribución sugerida por Comadreja.
—Serán séis de los grandes, pues —y cuando pareció haber zanjado el tema, añadió—. distribuidos apropiadamente —que no equitativamente—. según las responsabilidades de cada uno en éste importante encargo.
Miró a Comadreja, sonriente.
«Oh, pequeño avaro hijo de la gran puta. ¿Crees que te vas a llevar una tajada como la nuestra?»
Luego a Takuya. Agachó el cuello con gracia marina.
—Tendrá noticias nuestras muy pronto. Hasta entonces, Gabbra-sama.
Se dio la vuelta y empezó a caminar hacia la salida. Quería tener un cara a cara con Comadreja. Aún había mucho de lo qué hablar.
—Serán séis de los grandes, pues —y cuando pareció haber zanjado el tema, añadió—. distribuidos apropiadamente —que no equitativamente—. según las responsabilidades de cada uno en éste importante encargo.
Miró a Comadreja, sonriente.
«Oh, pequeño avaro hijo de la gran puta. ¿Crees que te vas a llevar una tajada como la nuestra?»
Luego a Takuya. Agachó el cuello con gracia marina.
—Tendrá noticias nuestras muy pronto. Hasta entonces, Gabbra-sama.
Se dio la vuelta y empezó a caminar hacia la salida. Quería tener un cara a cara con Comadreja. Aún había mucho de lo qué hablar.