12/10/2015, 22:16
— ¿Así que ella es una Kunoichi? — Pensó mientras examinaba con la vista el cuerpo de la chica, que, sentada, limpiaba la tierra de sus ropajes, los cuales eran bastantes particulares. Su rostro no era una excepción eran más o igual de únicos que la ropa que llevaba. ¿Porqué? En sus labios tenía unas extrañas lineas negras, verticales, que se separaban y volvían a unir cuando la Kunoichi hablaba. Además llevaba los ojos y nariz maquillados... o tatuados. Si Satoru antes estaba confundido ahora lo estaba aún más.
— Una Kunoichi bastante rara... cómo yo. — No pudo evitar sonreír aún más; Satoru no era el único raro de Takigakure.
No parecía estar enojada, o al menos su rostro no daba esa impresión. Es más, hasta aceptó tomar la mano del ermitaño. No obstante murmuró algo que Satoru no alcanzó a escuchar. El mismo vio optimo hacer oídos sordos e hizo fuerza con su diestra, para así ayudar a levantar completamente a la pelirroja. Pero mientras hacia esto último, la chicha hizo una interrogante sobre la edad del Shinobi, donde también destacó su asombro por la barba que llevaba. La carcajada le salió del alma.
— Tengo 16 años. ¿Por qué todo el mundo se asombra tanto? — Respondió y preguntó sin la intención de que la Kunoichi respondiera. Aún sonreía.
Pero las cosas no se acabaron ahí, la chica se mostró interesada en Satoru. No parecía querer ocultarlo cuando se acercó a examinarlo más de cerca.
Luego de un largo de rato, la chica dio un salto para atrás y espetó algo muy interesante; había llegado a la conclusión de que Satoru era mitad hombre mitad mujer. Incomodo y confundido, mostró una cara de asombro.
— ¿Qué estás diciendo? — Inclinó la cabeza hacia un lado y arqueó las cejas. — Soy un hombre. — Respondió.
— Una Kunoichi bastante rara... cómo yo. — No pudo evitar sonreír aún más; Satoru no era el único raro de Takigakure.
No parecía estar enojada, o al menos su rostro no daba esa impresión. Es más, hasta aceptó tomar la mano del ermitaño. No obstante murmuró algo que Satoru no alcanzó a escuchar. El mismo vio optimo hacer oídos sordos e hizo fuerza con su diestra, para así ayudar a levantar completamente a la pelirroja. Pero mientras hacia esto último, la chicha hizo una interrogante sobre la edad del Shinobi, donde también destacó su asombro por la barba que llevaba. La carcajada le salió del alma.
— Tengo 16 años. ¿Por qué todo el mundo se asombra tanto? — Respondió y preguntó sin la intención de que la Kunoichi respondiera. Aún sonreía.
Pero las cosas no se acabaron ahí, la chica se mostró interesada en Satoru. No parecía querer ocultarlo cuando se acercó a examinarlo más de cerca.
Luego de un largo de rato, la chica dio un salto para atrás y espetó algo muy interesante; había llegado a la conclusión de que Satoru era mitad hombre mitad mujer. Incomodo y confundido, mostró una cara de asombro.
— ¿Qué estás diciendo? — Inclinó la cabeza hacia un lado y arqueó las cejas. — Soy un hombre. — Respondió.