29/01/2019, 03:48
Abajo, en el mismo salón donde cenaron la noche anterior, nuevamente estaban las mesas dispuestas para los comensales. quién sabe cuanto esfuerzo les tomó reacomodar todo para que el sitio estuviese presentable de nuevo, pero esa clase de detalles no suelen tomarlo en consideración las personas. La pianola nuevamente funcionaba sola, aunque con una tonada relajante en esta ocasión. Los clientes estaban algunos esperando platillos mientras otros se adelantaron con alguna botana. Eso sí, el aire se sentía algo tenso, pues la mayoría estaba en silencio comparado al bullicio de la noche anterior. Incluso, se notaba que había muchos más asientos vacíos.
Aún cuando las cosas se hubiesen arreglado, probablemente muchos visitantes se fueron espantados por la mala experiencia sufrida, aún cuando no se involucraron directamente.
A lo largo de la estancia, el taconeo de Homura rompía con el ambiente. Sonreía de manera un tanto forzada, pues quería animar aunque sea un poco a la gente y creía que su presencia podría quizás infundir calma a los presentes. Todo debía marchar en orden, aún cuando ayer la trifulca puso patas arriba a todo Shirotora. Ella vio de reojo bajar a Datsue por las escaleras, pero siguió su camino hasta la cocina, sin decir una sola palabra.
Entre tanto, abajo se encontraba el Yotsuki, con algo que podría ser descrito cómo un banquete en comparación al resto de platos servidos a los comensales. ¿Cuanto costaría toda esa comida? Bastante más de lo que aparentaba, pero al menos a él no parecía molestarle. "Porque no lo pagó yo." Disfrutaba contento arrancando la carne de una pata de cerdo, cuando notó a la cara conocida acercarse.
—¡Datsue!— Le llamó sacudiendo en alto la pieza, para luego darle otro mordisco.
Aún cuando las cosas se hubiesen arreglado, probablemente muchos visitantes se fueron espantados por la mala experiencia sufrida, aún cuando no se involucraron directamente.
A lo largo de la estancia, el taconeo de Homura rompía con el ambiente. Sonreía de manera un tanto forzada, pues quería animar aunque sea un poco a la gente y creía que su presencia podría quizás infundir calma a los presentes. Todo debía marchar en orden, aún cuando ayer la trifulca puso patas arriba a todo Shirotora. Ella vio de reojo bajar a Datsue por las escaleras, pero siguió su camino hasta la cocina, sin decir una sola palabra.
Entre tanto, abajo se encontraba el Yotsuki, con algo que podría ser descrito cómo un banquete en comparación al resto de platos servidos a los comensales. ¿Cuanto costaría toda esa comida? Bastante más de lo que aparentaba, pero al menos a él no parecía molestarle. "Porque no lo pagó yo." Disfrutaba contento arrancando la carne de una pata de cerdo, cuando notó a la cara conocida acercarse.
—¡Datsue!— Le llamó sacudiendo en alto la pieza, para luego darle otro mordisco.