29/01/2019, 17:01
Los tres Kages realizaron su juramento al unísono, y sus voces se entremezclaron en un:
—Lo juro.
Fue un momento trascendental, que marcaría toda una época y sería recordado para la posteridad. Hanabi, lejos de preocuparse por haber ofrecido su vida en aquel pacto a tres, se sintió súbitamente relajado. Fue un efecto mucho más potente e inmediato que cualquier pastilla para la ansiedad, por muy fuerte que fuese esta. Simplemente…
… fue como si se acabase de quitar un gran peso de encima.
—Bueno, bueno. Ahora, ¡a beber! Eh, Hanabi, venga, vente de juerga, hombre. ¡No se firma una Alianza así como así sin emborracharse juntos, eh!
Y, aún así, por mucho que se hubiese librado de una gran tensión que le llevaba agarrotando desde hacía meses, supo que aquello no era una buena idea. ¿Juntar a Yui, ya temperamental de por sí, con el alcohol? Mala no, pésima. Lo mejor sería estar lo más lejos posible cuando…
—¡Qué coño! ¡Qué no se diga que Uzu se ausenta de la tradicional celebración que toda buena alianza ha de tener! —Katsudon, que hasta aquel momento había albergado esperanzas de que su Uzukage se comportase como… eso, su Uzukage, negó con la cabeza mientras se llevaba una mano al rostro—. ¿Qué me dice de usted, Kenzou-dono? Conozco un sitio de muerte, no muy lejos, especialista en queimadas y postres flameados. —Los mejores de todo Oonindo. Tenían el sello de aprobado del mismísimo Uzukage.
»¡Invito yo a la primera ronda!
—Lo juro.
Fue un momento trascendental, que marcaría toda una época y sería recordado para la posteridad. Hanabi, lejos de preocuparse por haber ofrecido su vida en aquel pacto a tres, se sintió súbitamente relajado. Fue un efecto mucho más potente e inmediato que cualquier pastilla para la ansiedad, por muy fuerte que fuese esta. Simplemente…
… fue como si se acabase de quitar un gran peso de encima.
—Bueno, bueno. Ahora, ¡a beber! Eh, Hanabi, venga, vente de juerga, hombre. ¡No se firma una Alianza así como así sin emborracharse juntos, eh!
Y, aún así, por mucho que se hubiese librado de una gran tensión que le llevaba agarrotando desde hacía meses, supo que aquello no era una buena idea. ¿Juntar a Yui, ya temperamental de por sí, con el alcohol? Mala no, pésima. Lo mejor sería estar lo más lejos posible cuando…
—¡Qué coño! ¡Qué no se diga que Uzu se ausenta de la tradicional celebración que toda buena alianza ha de tener! —Katsudon, que hasta aquel momento había albergado esperanzas de que su Uzukage se comportase como… eso, su Uzukage, negó con la cabeza mientras se llevaba una mano al rostro—. ¿Qué me dice de usted, Kenzou-dono? Conozco un sitio de muerte, no muy lejos, especialista en queimadas y postres flameados. —Los mejores de todo Oonindo. Tenían el sello de aprobado del mismísimo Uzukage.
»¡Invito yo a la primera ronda!