29/01/2019, 17:14
(Última modificación: 29/01/2019, 17:14 por Moyashi Kenzou.)
La Alianza fue sellada, y los tres Kage habían quedado unidos bajo aquel inquebrantable Vínculo.
Ya liberados de cualquier tipo de negociación, la situación comenzó a relajarse.
—Bueno, bueno. Ahora, ¡a beber! —exclamó una repentinamente entusiasmada Yui—. Eh, Hanabi, venga, vente de juerga, hombre. ¡No se firma una Alianza así como así sin emborracharse juntos, eh!
—Yui-sama, esto es del todo imprude... —intervino Shanise, pero Yui volvió a despacharla.
—¡Cállate, coño, estirada!
—¡Qué coño! ¡Qué no se diga que Uzu se ausenta de la tradicional celebración que toda buena alianza ha de tener! —asintió Hanabi. Junto a él, el jonin fortachón se llevó una mano al rostro mientras negaba con la cabeza—. ¿Qué me dice de usted, Kenzou-dono? Conozco un sitio de muerte, no muy lejos, especialista en queimadas y postres flameados. ¡Invito yo a la primera ronda!
—¡Ya creía que pretendíais dejar a este anciano atrás! —bramó Kenzou en respuesta, dándose sendas palmadas en las piernas y levantándose de golpe—. ¡Y los alevines que se vengan también! Así se conocen entre ellos —añadió, señalando a los seis acompañantes de los Kage.
—Morikage-sama, yo no beb...
—¡Vamos, enróllate por una vez Hana! No te va a pasar nada porque pruebes unas gotitas de alcohol, muchacha. Por cierto, Hanabi-dono, chico —añadió, volviéndose de nuevo hacia el Uzukage con una divertida sonrisa y señaló con el dedo índice hacia abajo—. Acuérdate de pagar este estropicio también, ¿eh? —guiñó un ojo.
Ya liberados de cualquier tipo de negociación, la situación comenzó a relajarse.
—Bueno, bueno. Ahora, ¡a beber! —exclamó una repentinamente entusiasmada Yui—. Eh, Hanabi, venga, vente de juerga, hombre. ¡No se firma una Alianza así como así sin emborracharse juntos, eh!
—Yui-sama, esto es del todo imprude... —intervino Shanise, pero Yui volvió a despacharla.
—¡Cállate, coño, estirada!
—¡Qué coño! ¡Qué no se diga que Uzu se ausenta de la tradicional celebración que toda buena alianza ha de tener! —asintió Hanabi. Junto a él, el jonin fortachón se llevó una mano al rostro mientras negaba con la cabeza—. ¿Qué me dice de usted, Kenzou-dono? Conozco un sitio de muerte, no muy lejos, especialista en queimadas y postres flameados. ¡Invito yo a la primera ronda!
—¡Ya creía que pretendíais dejar a este anciano atrás! —bramó Kenzou en respuesta, dándose sendas palmadas en las piernas y levantándose de golpe—. ¡Y los alevines que se vengan también! Así se conocen entre ellos —añadió, señalando a los seis acompañantes de los Kage.
—Morikage-sama, yo no beb...
—¡Vamos, enróllate por una vez Hana! No te va a pasar nada porque pruebes unas gotitas de alcohol, muchacha. Por cierto, Hanabi-dono, chico —añadió, volviéndose de nuevo hacia el Uzukage con una divertida sonrisa y señaló con el dedo índice hacia abajo—. Acuérdate de pagar este estropicio también, ¿eh? —guiñó un ojo.