29/01/2019, 19:01
Shanise cogió por la manga del haori a Yui y la atrajo hacia sí, buscando su oído.
—Pero Yuyu... —susurró—. Que ya sabes cómo te pones con el alcohol.
La Arashikage sonrió, perspicaz, y miró a los ojos a Shanise, quien tuvo que apartar la mirada.
—¿Qué pasa, eh, tienes miedo de mi?
Shanise empujó a Yui, apartándola.
—¡Bah! —No, no tenía miedo de eso. Pero Yui estaba mostrando una complicidad inédita con Hanabi y no... quería que se volviese... una costumbre
Kenzou les recordó a todos un detalle que parecían haber olvidado.
—¡Eso, eh, que yo no quiero que venga ningún samurai a pedirme explicaciones! —rio Yui—. ¡1000 ryō a que soy la última que aguanta en pie! ¿Podrán tus kimadas tumbarme, Hanabi?
—Pero Yuyu... —susurró—. Que ya sabes cómo te pones con el alcohol.
La Arashikage sonrió, perspicaz, y miró a los ojos a Shanise, quien tuvo que apartar la mirada.
—¿Qué pasa, eh, tienes miedo de mi?
Shanise empujó a Yui, apartándola.
—¡Bah! —No, no tenía miedo de eso. Pero Yui estaba mostrando una complicidad inédita con Hanabi y no... quería que se volviese... una costumbre
Kenzou les recordó a todos un detalle que parecían haber olvidado.
—¡Eso, eh, que yo no quiero que venga ningún samurai a pedirme explicaciones! —rio Yui—. ¡1000 ryō a que soy la última que aguanta en pie! ¿Podrán tus kimadas tumbarme, Hanabi?