(I) La Prisión del Yermo

[Uchiha Datsue]

Comadreja pidió a Kaido que se callase a mitad de camino, sacando una pequeña libretita de la mesilla de noche y un lápiz. Ahora sí, empezó a apuntar las muchas y variadas peticiones de Kaido sobre el papel. Sus cejas iban alzándose cada vez más y más.

—Dos… rutinas enteras de dos guardias… —Joder, ¡y luego intentaba quedarse con su parte del pastel! ¡Anda que Comadreja no era parte vital y necesaria en aquella misión! ¡Ja!—. Sabes que eso me llevará su tiempo, ¿no? Yo no tengo la capacidad de duplicarme, como vosotros, los ninjas, y conseguir una rutina entera ya me llevaría su tiempo.

»Un guardia que os de una salida, sí… Ya estaba trabajando en ello. Sobre los planos, podría darte un croqui que me hizo el preso este, pero es una auténtica chapuza. Me gustaría conseguirte los auténticos, a ver si es posible.

—Me aburro —soltó entremedias Muñeca, que sin dar mayor explicación se levantó y se fue.

Comadreja carraspeó.

—Sobre los cambios de guardia y horario. Hay turnos de mañana, de ocho a tres de la tarde. Luego, de tres a diez. Y uno reducido por la noche, donde la vigilancia decae bastante.

»Respecto al director… En realidad, es directora. Nathifa. Pelirroja, rondará los cuarenta, un palillo andante y estricta que te cagas. Sigo trabajando en ello —añadió, consciente de que no era demasiado.