4/02/2019, 03:12
Primera flor, pese a que en las calles grises de Amegakure era imposible que creciera alguna. Y sin embargo, era obligatorio reconocer la primavera porque así lo dictaba el calendario, aunque esto no le importaba mucho a las nubes que relampagueaban sobre las torres de acero y hormigón. No se podía decir que era un mal día, llovía a cántaros y eso era una magnifica señal para sus habitantes.
Pero más magnifico era el espectáculo que se estaba montando en uno de los tantos restaurantes del Distrito Comercial: tarde de karaoke.
El lugar estaba atiborrado debido a la oferta especial del día de dos platos por uno, además de un cartel rodeado de un tubo de luz neón donde promocionaban un helado gratis para el que se animara a subir al escenario. Era en esa misma calle donde caminaba cierto genin de cabellos tricolor, luciendo un cambio en sus ropajes pero sin dejar de ser llamativo a la vista. Fue cosa de ver el letrero y ya estaba con un pie delante de la puerta. ¿Comida gratis por cantar? Lo haría aunque no le dieran nada, porque si había algo que no podía desperdiciar era la oportunidad de darse a conocer.
Era tanta la luz artificial, que más les valiera tener suficiente clientela para pagar la factura de la electricidad. Las ventanas eran extremadamente amplias, siendo más cristal que pared y permitiendo ver el interior sin demasiada dificultad. Adentro no estaban las típicas mesas de madera ni mucho menos, sino que eran cómo sillones acomodados ante las mesas que estaban soldadas al piso.
En las afueras una edecán ofrecía globos a los niños e invitaba con su sonrisa a las familias a pasar adelante. Era un local bastante grande comparado a otros establecimientos, dejando en claro que harían lo que sea con tal de tirar la casa por la ventana. En un sitio cómo aquel, la competencia era dura.
"Ya me hacía falta algo de esto." Se decía el Yotsuki mientras esperaba su turno para adentrarse, ya que le guardia de la puerta se tomaba mucho su tiempo para dejar pasar la fila.
Pero más magnifico era el espectáculo que se estaba montando en uno de los tantos restaurantes del Distrito Comercial: tarde de karaoke.
El lugar estaba atiborrado debido a la oferta especial del día de dos platos por uno, además de un cartel rodeado de un tubo de luz neón donde promocionaban un helado gratis para el que se animara a subir al escenario. Era en esa misma calle donde caminaba cierto genin de cabellos tricolor, luciendo un cambio en sus ropajes pero sin dejar de ser llamativo a la vista. Fue cosa de ver el letrero y ya estaba con un pie delante de la puerta. ¿Comida gratis por cantar? Lo haría aunque no le dieran nada, porque si había algo que no podía desperdiciar era la oportunidad de darse a conocer.
Era tanta la luz artificial, que más les valiera tener suficiente clientela para pagar la factura de la electricidad. Las ventanas eran extremadamente amplias, siendo más cristal que pared y permitiendo ver el interior sin demasiada dificultad. Adentro no estaban las típicas mesas de madera ni mucho menos, sino que eran cómo sillones acomodados ante las mesas que estaban soldadas al piso.
En las afueras una edecán ofrecía globos a los niños e invitaba con su sonrisa a las familias a pasar adelante. Era un local bastante grande comparado a otros establecimientos, dejando en claro que harían lo que sea con tal de tirar la casa por la ventana. En un sitio cómo aquel, la competencia era dura.
"Ya me hacía falta algo de esto." Se decía el Yotsuki mientras esperaba su turno para adentrarse, ya que le guardia de la puerta se tomaba mucho su tiempo para dejar pasar la fila.