5/02/2019, 23:58
—Está en casa, deprimidillo —respondió Kiroe, volviéndose hacia ella—. Lleva así desde que no puede ir a visitarte al calabozo, claro que, nadie le dijo que te sacaron para revertirte el sello —por si se le ocurría salir de la Villa a acompañaros—, así que piensa que todavía sigues allí.
—Oh... —Ayame hundió los hombros al recordar que había sido precisamente un violento intercambio entre Kokuō y él lo que había imposibilitado de forma definitiva que el muchacho fuera a verla más veces al calabozo. Si no era a hurtadillas, claro.
—Eh, escucha. ¿Quieres bajarte conmigo y...? ¿...y darle un pequeño sustito? Jijijí...
El corazón de Ayame dio un vuelco al oír aquella posibilidad y al imaginar cuál sería la reacción de Daruu cuando la viera, de repente, allí plantada. Sin embargo...
—N... no sé... —desvió la mirada, apretando el puño contra el pecho con un nudo en la garganta.
La última vez que Daruu y ella habían hablado, cara a cara, él se había mostrado muy molesto por el tema de la carta que había enviado a Uzushiogakure. ¿Y si seguía resentido con ella? ¿Y si cuando la viera no mostraba más que una fría indiferencia? ¿Y si...?
Ayame inspiró hondo, y Zetsuo la miró por el rabillo del ojo frunciendo el ceño.
—Oh... —Ayame hundió los hombros al recordar que había sido precisamente un violento intercambio entre Kokuō y él lo que había imposibilitado de forma definitiva que el muchacho fuera a verla más veces al calabozo. Si no era a hurtadillas, claro.
—Eh, escucha. ¿Quieres bajarte conmigo y...? ¿...y darle un pequeño sustito? Jijijí...
El corazón de Ayame dio un vuelco al oír aquella posibilidad y al imaginar cuál sería la reacción de Daruu cuando la viera, de repente, allí plantada. Sin embargo...
—N... no sé... —desvió la mirada, apretando el puño contra el pecho con un nudo en la garganta.
La última vez que Daruu y ella habían hablado, cara a cara, él se había mostrado muy molesto por el tema de la carta que había enviado a Uzushiogakure. ¿Y si seguía resentido con ella? ¿Y si cuando la viera no mostraba más que una fría indiferencia? ¿Y si...?
Ayame inspiró hondo, y Zetsuo la miró por el rabillo del ojo frunciendo el ceño.