7/02/2019, 00:55
La adrenalina corría por sus venas, y el fragor de la batalla no hacía mas que comenzar. El Inuzuka se sentía eufórico, contento de poder enfrentar a alguien en cuerpo a cuerpo con una disciplina que apenas conocía. Sin duda, era posiblemente el sueño de todo buen aprendiz de taijutsu, y obsesionado con el mismo. Era la ocasión perfecta para medir sus fuerzas con otro estilo de combate, y mostrarse una vez más a sí mismo, que el abuelo y su estricta disciplina servían de algo. Era una ocasión para demostrarse a sí mismo, que no perdía el tiempo, y todo su esfuerzo en entrenar como un tarado sin vida tenían un fruto.
Tan pronto como consiguió levantarse, el Inuzuka apenas dejó tomar aire a su oponente. Corrió a toda velocidad hacia ella, y con la fuerza de un huracán se lanzó con su pierna por delante, en busca de arrasar con todo. Pero la chica no se lo dispuso así de fácil, no señor. Ella, atenta como la que más, recurrió a agacharse ante la patada. Etsu por consecuencia pasó por encima de ella, recorriendo apenas un par de metros mas. En el tramo, obviamente mantuvo el contacto visual, esperaba con ansias que no fuese tan fácil.
Tras su golpe, vino la contra. Ranko se movió con fluidez, y con el mismo giro buscó con la pierna extendida la pierna del chico. Una técnica sencilla, fuerte y dinámica que bien podría haber dado un buen fruto. Pero, en cuestiones de combate cuerpo a cuerpo, Etsu estaba bien experimentado. En ésta ocasión, tenía todo controlado.
—¡Fabuloso movimiento! —elogió a su contrincante.
Pero el golpe de la chica topó con puro acero. Al coincidir ambas piernas, la del chico realizó un leve movimiento circular, concentrado y con una gran fuerza. Tanta fuerza, que el mismo impacto haría a la chica caer varios metros hacia el flanco con la propia repulsión.
Una sonrisa se dibujaría en el rostro del Inuzuka, el combate no había mas que empezado, y ya lo estaba disfrutando tanto que iba a explotar. Estiró ambas manos, cambiando de nuevo su posición de guardia, a una aparentemente un poco mas incómoda y abierta. Lejos de eso, tan solo mostraba flancos a los que la chica podía atacar. Confiaba plenamente en su capacidad de confrontar cualquier ofensiva.
—¿Tiene nombre ese estilo de combate? —preguntó, mas curioso que un gato.
Obviamente, el combate no había terminado. Tan solo le daba tiempo a la kunoichi a recuperarse un poco. Tras la breve pausa —y con una sonrisa entre dientes— el chico salió de nuevo a la confrontación. En su avance, buscaría fintar a toda velocidad hacia el flanco derecho, pero terminaría buscando el flanco izquierdo. Un movimiento rápido y fugaz, agachándose levemente en pos de intentar engañar a la chica.
Gancho de diestra directo hacia el costillar de la chica, tras lo cuál y si nada lo impedía, buscaría acertar con un golpe directo de izquierda. Era todo un don el ser diestro en ambas manos.
Tan pronto como consiguió levantarse, el Inuzuka apenas dejó tomar aire a su oponente. Corrió a toda velocidad hacia ella, y con la fuerza de un huracán se lanzó con su pierna por delante, en busca de arrasar con todo. Pero la chica no se lo dispuso así de fácil, no señor. Ella, atenta como la que más, recurrió a agacharse ante la patada. Etsu por consecuencia pasó por encima de ella, recorriendo apenas un par de metros mas. En el tramo, obviamente mantuvo el contacto visual, esperaba con ansias que no fuese tan fácil.
Tras su golpe, vino la contra. Ranko se movió con fluidez, y con el mismo giro buscó con la pierna extendida la pierna del chico. Una técnica sencilla, fuerte y dinámica que bien podría haber dado un buen fruto. Pero, en cuestiones de combate cuerpo a cuerpo, Etsu estaba bien experimentado. En ésta ocasión, tenía todo controlado.
—¡Fabuloso movimiento! —elogió a su contrincante.
Pero el golpe de la chica topó con puro acero. Al coincidir ambas piernas, la del chico realizó un leve movimiento circular, concentrado y con una gran fuerza. Tanta fuerza, que el mismo impacto haría a la chica caer varios metros hacia el flanco con la propia repulsión.
Una sonrisa se dibujaría en el rostro del Inuzuka, el combate no había mas que empezado, y ya lo estaba disfrutando tanto que iba a explotar. Estiró ambas manos, cambiando de nuevo su posición de guardia, a una aparentemente un poco mas incómoda y abierta. Lejos de eso, tan solo mostraba flancos a los que la chica podía atacar. Confiaba plenamente en su capacidad de confrontar cualquier ofensiva.
—¿Tiene nombre ese estilo de combate? —preguntó, mas curioso que un gato.
Obviamente, el combate no había terminado. Tan solo le daba tiempo a la kunoichi a recuperarse un poco. Tras la breve pausa —y con una sonrisa entre dientes— el chico salió de nuevo a la confrontación. En su avance, buscaría fintar a toda velocidad hacia el flanco derecho, pero terminaría buscando el flanco izquierdo. Un movimiento rápido y fugaz, agachándose levemente en pos de intentar engañar a la chica.
Gancho de diestra directo hacia el costillar de la chica, tras lo cuál y si nada lo impedía, buscaría acertar con un golpe directo de izquierda. Era todo un don el ser diestro en ambas manos.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~