8/02/2019, 14:46
Pero Eri difícilmente podría haber destrozado algo. El chakra, de un color naranja intenso, formó un remolino en la palma de la mano de Eri, pero en cuanto se agitó en múltiples direcciones, salió despedido. Lo único que consiguió fue agitarles el cabello.
—Y eso ocurre porque hasta ahora nos hemos centrado en darle fuerza, pero no en el paso más difícil y característico del Rasengan —dijo Hanabi. Él mismo levantó la mano y la puso entre ellos dos, con la palma de la mano hacia arriba. El chakra naranja de Hanabi se arremolinó sobre ella, se agitó en todas direcciones y... y entonces, se comprimió en una pequeña esfera, a través de la que se podía ver el chakra girando violentamente en pequeños hilillos—. Contenerlo en una esfera, dándole forma. —Cerró el puño, y, de forma parecida a cuando Eri había intentado ejecutar el jutsu, el chakra se disipó en todas direcciones, como una brisa cargada de energía.
»Esa será tu tarea, y me temo que no tiene truco alguno. A mí me costó perfeccionarlo al menos tres meses —confesó, encogiéndose de hombros—, aunque probablemente fuera porque, para entonces, mi chakra ya apuntaba maneras, y era... digamos que bastante difícil de contener —rio—. Voy a buscar un buen lugar para que entrenes. Ven a buscarme mañana a mi edificio y espérame en la puerta. Te acompañaré y te mostraré el verdadero poder de esta técnica.
Hanabi apoyó la mano en la espalda de Eri, y si la muchacha no se lo impedía, se alejaría caminando y silbando tranquilamente.
—Y eso ocurre porque hasta ahora nos hemos centrado en darle fuerza, pero no en el paso más difícil y característico del Rasengan —dijo Hanabi. Él mismo levantó la mano y la puso entre ellos dos, con la palma de la mano hacia arriba. El chakra naranja de Hanabi se arremolinó sobre ella, se agitó en todas direcciones y... y entonces, se comprimió en una pequeña esfera, a través de la que se podía ver el chakra girando violentamente en pequeños hilillos—. Contenerlo en una esfera, dándole forma. —Cerró el puño, y, de forma parecida a cuando Eri había intentado ejecutar el jutsu, el chakra se disipó en todas direcciones, como una brisa cargada de energía.
»Esa será tu tarea, y me temo que no tiene truco alguno. A mí me costó perfeccionarlo al menos tres meses —confesó, encogiéndose de hombros—, aunque probablemente fuera porque, para entonces, mi chakra ya apuntaba maneras, y era... digamos que bastante difícil de contener —rio—. Voy a buscar un buen lugar para que entrenes. Ven a buscarme mañana a mi edificio y espérame en la puerta. Te acompañaré y te mostraré el verdadero poder de esta técnica.
Hanabi apoyó la mano en la espalda de Eri, y si la muchacha no se lo impedía, se alejaría caminando y silbando tranquilamente.