8/02/2019, 14:57
Para sorpresa de Eri, su chakra comenzó a formar un pequeño remolino en la palma de su mano, agitándose, hasta que... Se fue lejos, sin provocar nada más allá de una brisa entre las dos personas que allí se encontraban. Hinchó ligeramente uno de sus mofletes, ligeramente decepcionada.
Pero al igual que Uzushiogakure no se construyó en un día, ella no aprendería el Rasengan de un día para otro.
—Y eso ocurre porque hasta ahora nos hemos centrado en darle fuerza, pero no en el paso más difícil y característico del Rasengan —dijo Hanabi.
Justo tras decir eso, Hanabi subió su mano tal y como ella había hecho, arremolinando su chakra de un tono muy similar al suyo propio, creando un pequeño remolino que, en vez de disiparse en todas direcciones, se comprimió en una esfera de chakra. Eri se quedó estupefacta, incapaz de creer que aquello sea lo que Hanabi le estuviese enseñando.
Así que eso tenía que hacer ahora: comprimir su chakra hasta formar una esfera.
—Esa será tu tarea, y me temo que no tiene truco alguno. A mí me costó perfeccionarlo al menos tres meses —confesó, encogiéndose de hombros—, aunque probablemente fuera porque, para entonces, mi chakra ya apuntaba maneras, y era... digamos que bastante difícil de contener —rio—. Voy a buscar un buen lugar para que entrenes. Ven a buscarme mañana a mi edificio y espérame en la puerta. Te acompañaré y te mostraré el verdadero poder de esta técnica.
Entendió que a Hanabi le costase, aunque probablemente ahora fuese capaz seguramente de crear uno del tamaño de su propia cabeza gracias a su potente chakra.
—Genial, Uzukage-sama —afirmó, asintiendo con la cabeza—. Mañana por la mañana estaré allí, muchas gracias por su tiempo y por todo lo que me está enseñando.
Hizo una ligera reverencia justo cuando él comenzó a alejarse caminando. Ella no tardó en marcharse, sobre todo para ahorrar energías pues mañana comenzaría la recta final para aprender aquella técnica tan característica de su villa. Miró al cielo y deseó que Shiona estuviese allí para ver como todos se hacían cada vez más fuertes.
Tan nerviosa estaba que aquella noche alcanzó a dormir unas cinco horas. Se vistió rápidamente y desayunó mirando fijamente a la ventana, con miedo de que se asomase otra cabeza por ahí, y pensando que lo mejor sería comprar unas cortinas o algo. Tras su preparación, salió de casa y se dirigió sin perder más tiempo al Edificio del Uzukage, donde al parecer Hanabi la estaría esperando para mostrarle el verdadero potencial del Rasengan.
Saludó a la recepcionista de forma alegre y subió hasta el despacho del Uzukage. Tomó aire y lo soltó, intentando calmar sus nervios, luego levantó la mano cerrada en un puño y la impactó varias veces contra la puerta de madera.
Toc, Toc.
Pero al igual que Uzushiogakure no se construyó en un día, ella no aprendería el Rasengan de un día para otro.
—Y eso ocurre porque hasta ahora nos hemos centrado en darle fuerza, pero no en el paso más difícil y característico del Rasengan —dijo Hanabi.
Justo tras decir eso, Hanabi subió su mano tal y como ella había hecho, arremolinando su chakra de un tono muy similar al suyo propio, creando un pequeño remolino que, en vez de disiparse en todas direcciones, se comprimió en una esfera de chakra. Eri se quedó estupefacta, incapaz de creer que aquello sea lo que Hanabi le estuviese enseñando.
Así que eso tenía que hacer ahora: comprimir su chakra hasta formar una esfera.
—Esa será tu tarea, y me temo que no tiene truco alguno. A mí me costó perfeccionarlo al menos tres meses —confesó, encogiéndose de hombros—, aunque probablemente fuera porque, para entonces, mi chakra ya apuntaba maneras, y era... digamos que bastante difícil de contener —rio—. Voy a buscar un buen lugar para que entrenes. Ven a buscarme mañana a mi edificio y espérame en la puerta. Te acompañaré y te mostraré el verdadero poder de esta técnica.
Entendió que a Hanabi le costase, aunque probablemente ahora fuese capaz seguramente de crear uno del tamaño de su propia cabeza gracias a su potente chakra.
—Genial, Uzukage-sama —afirmó, asintiendo con la cabeza—. Mañana por la mañana estaré allí, muchas gracias por su tiempo y por todo lo que me está enseñando.
Hizo una ligera reverencia justo cuando él comenzó a alejarse caminando. Ella no tardó en marcharse, sobre todo para ahorrar energías pues mañana comenzaría la recta final para aprender aquella técnica tan característica de su villa. Miró al cielo y deseó que Shiona estuviese allí para ver como todos se hacían cada vez más fuertes.
* * *
Tan nerviosa estaba que aquella noche alcanzó a dormir unas cinco horas. Se vistió rápidamente y desayunó mirando fijamente a la ventana, con miedo de que se asomase otra cabeza por ahí, y pensando que lo mejor sería comprar unas cortinas o algo. Tras su preparación, salió de casa y se dirigió sin perder más tiempo al Edificio del Uzukage, donde al parecer Hanabi la estaría esperando para mostrarle el verdadero potencial del Rasengan.
Saludó a la recepcionista de forma alegre y subió hasta el despacho del Uzukage. Tomó aire y lo soltó, intentando calmar sus nervios, luego levantó la mano cerrada en un puño y la impactó varias veces contra la puerta de madera.
Toc, Toc.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)