9/02/2019, 11:30
Una voz permitió a la kunoichi pasar, encontrándose con el Uzukage claramente atareado bajo una montaña de papeleo que parecía no terminar nunca.
—¡Oh, Eri-san! Pero si te dije que esperases en la puerta... ¡Ah, claro, entendiste esta puerta! —Se llevó la mano a la frente—. Ay, ¡tonto de mí! No especificar... Bueno, ¡es igual, iba a acabar ya!
—¡L-lo siento, Uzukage-sama! —se disculpó rápidamente la kunoichi, inclinándose en una reverencia.
—Vamos, he encontrado el sitio perfecto para que entrenemos ese Rasengan.
Sin embargo no pareció del todo molesto por su irrupción, ya que nada más llegar ella se había puesto de pie y estaba dispuesto a ir a aquel lugar que le había comentado. Ella asintió, e inmediatamente después recibió un par de palmaditas en la cabeza por parte de Hanabi, que, dejando todas sus ocupaciones de aquella mañana, la comenzó a guiar hasta el sitio perfecto para entrenar.
Ella siguió al jefe de la aldea hasta... Las afueras de la misma. El lugar perfecto resultaba ser una gran explanada con diversas rocas, a cada cual más grande que la anterior. Hanabi paró a su pupila por un par de días y se acercó a una de las rocas mientras Eri contemplaba al Uzukage.
—Bien. El primer paso sería que consiguieras comprimir el chakra en una esfera. En ese momento tu Rasengan se parecerá mucho a este. —Hanabi volvio a formar su Rasengan, y Eri asintió—. Pero probablemente no sea capaz de hacer... esto.
Nada más decir aquello se dio la vuelta y estampó la esfera contra la roca a la que se había acercado, agrietándola y haciendo saltar varios trozos de roca que comenzaron a orbitar a su alrededor, y, tras ello; un destello de luz anaranjada la cegó momentáneamente, haciendo que el Rasengan desapareciese junto con parte de la roca, donde se había quedado un gran agujero en su lugar.
Hanabi se sacudió las manos y se dio la vuelta, encontrándose con Eri mirando fascinada el boquete que había hecho contra el pedazo de roca que tenían delante. ¿Ese era el potencial del Rasengan?
—¿Es raro que esto me resulte satisfactorio? En fin, intenta primero formar la esfera con cierta estabilidad, y luego chócala contra la roca.
—Vale. —Contestó, y luego miró la palma izquierda de su mano. Segundos después buscó la roca más cercana a ellos dos y se posicionó cerca de ella para comenzar a practicar.
Tomó aire y lo dejó salir lentamente, tras ello, levantó la palma de su mano y comenzó a intentar crear aquella esfera que estaban practicando sobre su mano, tal y como habían practicado, haciendo girar el chakra a toda velocidad, en todas las direcciones.
—¡Oh, Eri-san! Pero si te dije que esperases en la puerta... ¡Ah, claro, entendiste esta puerta! —Se llevó la mano a la frente—. Ay, ¡tonto de mí! No especificar... Bueno, ¡es igual, iba a acabar ya!
—¡L-lo siento, Uzukage-sama! —se disculpó rápidamente la kunoichi, inclinándose en una reverencia.
—Vamos, he encontrado el sitio perfecto para que entrenemos ese Rasengan.
Sin embargo no pareció del todo molesto por su irrupción, ya que nada más llegar ella se había puesto de pie y estaba dispuesto a ir a aquel lugar que le había comentado. Ella asintió, e inmediatamente después recibió un par de palmaditas en la cabeza por parte de Hanabi, que, dejando todas sus ocupaciones de aquella mañana, la comenzó a guiar hasta el sitio perfecto para entrenar.
Ella siguió al jefe de la aldea hasta... Las afueras de la misma. El lugar perfecto resultaba ser una gran explanada con diversas rocas, a cada cual más grande que la anterior. Hanabi paró a su pupila por un par de días y se acercó a una de las rocas mientras Eri contemplaba al Uzukage.
—Bien. El primer paso sería que consiguieras comprimir el chakra en una esfera. En ese momento tu Rasengan se parecerá mucho a este. —Hanabi volvio a formar su Rasengan, y Eri asintió—. Pero probablemente no sea capaz de hacer... esto.
Nada más decir aquello se dio la vuelta y estampó la esfera contra la roca a la que se había acercado, agrietándola y haciendo saltar varios trozos de roca que comenzaron a orbitar a su alrededor, y, tras ello; un destello de luz anaranjada la cegó momentáneamente, haciendo que el Rasengan desapareciese junto con parte de la roca, donde se había quedado un gran agujero en su lugar.
Hanabi se sacudió las manos y se dio la vuelta, encontrándose con Eri mirando fascinada el boquete que había hecho contra el pedazo de roca que tenían delante. ¿Ese era el potencial del Rasengan?
—¿Es raro que esto me resulte satisfactorio? En fin, intenta primero formar la esfera con cierta estabilidad, y luego chócala contra la roca.
—Vale. —Contestó, y luego miró la palma izquierda de su mano. Segundos después buscó la roca más cercana a ellos dos y se posicionó cerca de ella para comenzar a practicar.
Tomó aire y lo dejó salir lentamente, tras ello, levantó la palma de su mano y comenzó a intentar crear aquella esfera que estaban practicando sobre su mano, tal y como habían practicado, haciendo girar el chakra a toda velocidad, en todas las direcciones.