16/10/2015, 12:29
Otro nuevo día, y, para variar, otro día lluvioso en aquella su querida aldea, no es que le molestara, todo lo contrario, simplemente echaba de menos la nieve, el intenso frío de su pueblo natal, las casi diarias tormentas nocturnas que azotaban el lugar, pero su vida había cambiado demasiado en muy poco tiempo, ahora era un ninja de Amegakure, tenía que estar en la villa gran parte del tiempo, y ese tiempo casi siempre era aburrido, aun no había hecho amistades en la villa, por lo que siempre estaba en su casa, con sus tíos, entrenando, aunque no era tan divertido como cuando lo hacía con su padre.
Aquel día no era distinto, su tío se había ido a trabajar, y su tía había salido a hacer unos recados, que, como de costumbre se alargarían más de lo normal, por lo que el pelinegro decidió salir a entrenar, pero esta vez se alejaría un poco de la aldea, quería buscar un sitio tranquilo donde poder hacer lo que quisiera sin molestar a nadie, así que preparó una mochila con todo lo necesario y partió en busca del lugar donde entrenar.
Llevaba ya un buen rato de viaje, y aún no había encontrado ningún sitio que le convenciera, hasta que, finalmente, se encontró en un lugar digno de admirar, una explanada en que había un lago, y donde se podían ver tres estatuas de un tamaño descomunal, aquello era algo nuevo para él por lo que comenzó a avanzar hacia la orilla del lago, pero se frenó en seco al descubrir que alguien había pensado lo mismo que él con anterioridad y estaba sentado a orillas del lago.
No quería aventurarse y acercarse al muchacho sin observarle al menos un poco, por lo que, intuyendo que no lo había visto, se volvió a una zona más cubierta, y quedó allí agazapado en la rama de un árbol, desde donde poder observar casi toda la zona.
Tras poco tiempo, algo muy extraño sucedió, una persona más llegó al lugar, pero llegó de una manera bastante cómica, con un pescado en la boca, saltó y sin darse cuenta cayó encima del muchacho que estaba sentado en la orilla del lago. — Vaya, esto tiene buena pinta — Dijo Riko mientras reía, suficientemente fuerte como para delatar su posición, al ver la escena.
Aquel día no era distinto, su tío se había ido a trabajar, y su tía había salido a hacer unos recados, que, como de costumbre se alargarían más de lo normal, por lo que el pelinegro decidió salir a entrenar, pero esta vez se alejaría un poco de la aldea, quería buscar un sitio tranquilo donde poder hacer lo que quisiera sin molestar a nadie, así que preparó una mochila con todo lo necesario y partió en busca del lugar donde entrenar.
Llevaba ya un buen rato de viaje, y aún no había encontrado ningún sitio que le convenciera, hasta que, finalmente, se encontró en un lugar digno de admirar, una explanada en que había un lago, y donde se podían ver tres estatuas de un tamaño descomunal, aquello era algo nuevo para él por lo que comenzó a avanzar hacia la orilla del lago, pero se frenó en seco al descubrir que alguien había pensado lo mismo que él con anterioridad y estaba sentado a orillas del lago.
No quería aventurarse y acercarse al muchacho sin observarle al menos un poco, por lo que, intuyendo que no lo había visto, se volvió a una zona más cubierta, y quedó allí agazapado en la rama de un árbol, desde donde poder observar casi toda la zona.
Tras poco tiempo, algo muy extraño sucedió, una persona más llegó al lugar, pero llegó de una manera bastante cómica, con un pescado en la boca, saltó y sin darse cuenta cayó encima del muchacho que estaba sentado en la orilla del lago. — Vaya, esto tiene buena pinta — Dijo Riko mientras reía, suficientemente fuerte como para delatar su posición, al ver la escena.
![[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]](https://78.media.tumblr.com/ef716a7a224d02d15153150120153d79/tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif)
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