16/10/2015, 22:21
¿Qué otra cosa podía hacer Ritsuko que no sea incordiar a alguien? Ninguna, o por lo menos ella pensaba así, después de todo su madre no la ayudaba en los más mínimo a la hora de relacionarse con nadie así que estaba completamente libre de hacer lo que le pareciera correcto o lo que quisiera hacer.
El shinobi que tenía delante se esforzaba en responder absolutamente todo lo que ella preguntaba, un hecho a destacar puesto que por lo general después del primer bombardeo de preguntas ya buscaban la manera de alejarse de la joven kunoichi. ~ Ya me cae bien... ~ Pensaba la pelirroja mientras seguía 'jugando' con la trenza ajena teniendo el suficiente cuidado para no desarmarla.
Al final, la chica logró ponerlo nervioso una vez más, parecía que terminaría por volverse costumbre para ambos aunque eso no necesariamente era bueno. - Entonces... Si no sabes para qué sirve, ¿Por qué lo haces...? - Preguntó alzando la mirada sin soltarle la trenza, solo para mirarle a la cara con aquella mirada llena de inocencia, cosa que era un tanto chocante con el trabajo de shinobi, pero así de especial era la pelirroja.
Si, no había dejado pasar casi nada de tiempo a que terminase de explicarse que le tiró una pregunta que fue respondida al instante. - Ahh... - Atinó a decir justo antes de tomar la punta de la trenza y comenzar a frotarla por parte de su cara como si se tratase de algún tipo de escoba o plumero. Simplemente para llevarse la sorpresa de que no estaba mal cuidado pero que le daba pie a molestarle con otra cosa.
- ¡Mi pelo es más suavecito! - Chilló con alegría mientras hacía un movimiento con su cabeza para 'pegarle' en la cara con aquella rojiza cabellera suya. La verdad era que no esperaba ningún tipo de respuesta y tampoco esperaba que él hiciera lo mismo que ella hacía con su trenza, la cual finalmente había soltado.
Ahora las preguntas le volvían a Ritsuko, que había tomado un mechón de su cabello y comenzó a jugar con las puntas de este. - Nada, paseaba con mi madre. - Sentenció con un tono bastante natural sin despegar su atención del mechón con el que jugaba. - Ritsuko, un gusto, supongo que algún día tendremos que trabajar juntos. - Agregó dedicándole una alegre sonrisa y hablando por primera vez en tanto tiempo con cierta 'seriedad'.
El shinobi que tenía delante se esforzaba en responder absolutamente todo lo que ella preguntaba, un hecho a destacar puesto que por lo general después del primer bombardeo de preguntas ya buscaban la manera de alejarse de la joven kunoichi. ~ Ya me cae bien... ~ Pensaba la pelirroja mientras seguía 'jugando' con la trenza ajena teniendo el suficiente cuidado para no desarmarla.
Al final, la chica logró ponerlo nervioso una vez más, parecía que terminaría por volverse costumbre para ambos aunque eso no necesariamente era bueno. - Entonces... Si no sabes para qué sirve, ¿Por qué lo haces...? - Preguntó alzando la mirada sin soltarle la trenza, solo para mirarle a la cara con aquella mirada llena de inocencia, cosa que era un tanto chocante con el trabajo de shinobi, pero así de especial era la pelirroja.
Si, no había dejado pasar casi nada de tiempo a que terminase de explicarse que le tiró una pregunta que fue respondida al instante. - Ahh... - Atinó a decir justo antes de tomar la punta de la trenza y comenzar a frotarla por parte de su cara como si se tratase de algún tipo de escoba o plumero. Simplemente para llevarse la sorpresa de que no estaba mal cuidado pero que le daba pie a molestarle con otra cosa.
- ¡Mi pelo es más suavecito! - Chilló con alegría mientras hacía un movimiento con su cabeza para 'pegarle' en la cara con aquella rojiza cabellera suya. La verdad era que no esperaba ningún tipo de respuesta y tampoco esperaba que él hiciera lo mismo que ella hacía con su trenza, la cual finalmente había soltado.
Ahora las preguntas le volvían a Ritsuko, que había tomado un mechón de su cabello y comenzó a jugar con las puntas de este. - Nada, paseaba con mi madre. - Sentenció con un tono bastante natural sin despegar su atención del mechón con el que jugaba. - Ritsuko, un gusto, supongo que algún día tendremos que trabajar juntos. - Agregó dedicándole una alegre sonrisa y hablando por primera vez en tanto tiempo con cierta 'seriedad'.