12/02/2019, 23:00
El oriundo le sonrió.
—Sígueme.
Kaido caminó a través del bar y se acabó metiendo en una de las últimas cabinas en las que se hacían los bailes privados. Se acomodó en el amplio sillón estilo futón—bastante cómodo, cabe decir— y cruzó las piernas una tras otra para quedar apenas recostado. Acomodó los brazos tras la cabeza y se dispuso a hablar.
—Tokore-chan, te hemos —y sin embargo, ahí sólo estaba él—. citado aquí porque estamos convencidos de que eres la persona perfecta para ayudarnos con algo. Pero primero, necesito saber si entiendes en qué posición te encuentras ahora mismo y lo dispuesta que estás de colaborar sin rechistar.
—Sígueme.
Kaido caminó a través del bar y se acabó metiendo en una de las últimas cabinas en las que se hacían los bailes privados. Se acomodó en el amplio sillón estilo futón—bastante cómodo, cabe decir— y cruzó las piernas una tras otra para quedar apenas recostado. Acomodó los brazos tras la cabeza y se dispuso a hablar.
—Tokore-chan, te hemos —y sin embargo, ahí sólo estaba él—. citado aquí porque estamos convencidos de que eres la persona perfecta para ayudarnos con algo. Pero primero, necesito saber si entiendes en qué posición te encuentras ahora mismo y lo dispuesta que estás de colaborar sin rechistar.