18/02/2019, 00:34
Y de inmediato, un grito potente provino desde el interior de la residencia.
—¿¡QUIÉN CARAJO OSA DESPERTARME A ESTAS HORAS DE LA MADRUGADA!?— dijo cuando ya casi daban las doce.
El sonido de pasos pesados corriendo a toda velocidad se escuchó, justo cuando la puerta se abrió dejando una leve corriente de viento ligero acariciara el rostro del Uchiha. Ahí estaba Bandō, sin su sombrero, con su rubia cabellera un tanto despeinada, una simple camisa de botones abierta a la mitad y unos pantalones flojos. Tenía una cara de los mil diablos, hasta que sus ojos se posaron nuevamente sobre el uzujin.
—¡AHHH MADRE SANTA!— Se sobresaltó y retrocedió de un brinco, como si hubiese visto un fantasma. —¿¡Qué carajos quieres de mí eh!?— Se sacudió la cabeza, parpadeando con rapidez.
—¿¡QUIÉN CARAJO OSA DESPERTARME A ESTAS HORAS DE LA MADRUGADA!?— dijo cuando ya casi daban las doce.
El sonido de pasos pesados corriendo a toda velocidad se escuchó, justo cuando la puerta se abrió dejando una leve corriente de viento ligero acariciara el rostro del Uchiha. Ahí estaba Bandō, sin su sombrero, con su rubia cabellera un tanto despeinada, una simple camisa de botones abierta a la mitad y unos pantalones flojos. Tenía una cara de los mil diablos, hasta que sus ojos se posaron nuevamente sobre el uzujin.
—¡AHHH MADRE SANTA!— Se sobresaltó y retrocedió de un brinco, como si hubiese visto un fantasma. —¿¡Qué carajos quieres de mí eh!?— Se sacudió la cabeza, parpadeando con rapidez.