18/02/2019, 22:14
Emprenderían de nuevo el viaje, siendo que el asno ahora tenía un peso menos encima con el cuál cargar. La niña se cubrió con una manta para resguardarse de la llovizna, mientras que el Yotsuki dejaba que el agua le bañase sin mesura. Silencio, salvo por el traqueteo de la carreta. A la hora del medio día no habría freno. Rōga se limitó a sacar algo de comida guardada en su mochila, a modo de refacción sólo para no quedarse con el estómago vacío.
El paisaje apenas cambiaba entre un tipo de cultivo u otro, siendo que a veces algunas casas desperdigadas eran visibles en las lejanías de aquel camino de terracería que marcaba una ruta fija de la cuál era imposible desviarse. Quizás se toparían con otras monturas que venían en dirección contraria, saludando y deseando un buen viaje.
"Demonios, necesito movimiento." Nunca antes había ansiado tanto llegar a su lugar de trabajo.
Y fue entonces cuando la lluvia iba cesando, cuando el viento más que frío se empezó a volver gélido. Poco a poco, manchas blancas iban cubriendo los pastizales y en un momento las gotas se convirtieron en copos y la nieve les dio la bienvenida al norte. "¡Al fin algo que vale la pena ver!" Se levantó se dio la vuelta para observar los alrededores.
—Abríguense, que pronto la temperatura descenderá a aún más— Anunció mientras arreaba al burro para que apresurara el paso.
La pequeña Warakko tomó un suéter bastante grueso, mientras el Yotsuki sacó de su mochila una chumpa con capucha.
"Voy a pasármelo en grande aquí.""
El paisaje apenas cambiaba entre un tipo de cultivo u otro, siendo que a veces algunas casas desperdigadas eran visibles en las lejanías de aquel camino de terracería que marcaba una ruta fija de la cuál era imposible desviarse. Quizás se toparían con otras monturas que venían en dirección contraria, saludando y deseando un buen viaje.
"Demonios, necesito movimiento." Nunca antes había ansiado tanto llegar a su lugar de trabajo.
Y fue entonces cuando la lluvia iba cesando, cuando el viento más que frío se empezó a volver gélido. Poco a poco, manchas blancas iban cubriendo los pastizales y en un momento las gotas se convirtieron en copos y la nieve les dio la bienvenida al norte. "¡Al fin algo que vale la pena ver!" Se levantó se dio la vuelta para observar los alrededores.
—Abríguense, que pronto la temperatura descenderá a aún más— Anunció mientras arreaba al burro para que apresurara el paso.
La pequeña Warakko tomó un suéter bastante grueso, mientras el Yotsuki sacó de su mochila una chumpa con capucha.
"Voy a pasármelo en grande aquí.""