19/02/2019, 12:29
—¡UooooOOooOO! —Ayame le tomó por la capucha de la chaqueta y tiró hacia atrás—. ¡Ey, ey! ¿Qué pasa? —Daruu chocó contra Ayame, que a su vez volvió a empujarle, estampándolo contra la pared del ascensor—. ¡AYAYAY!
¡PLOM!
Daruu se dio de bruces contra la pared. Todo ante la atenta y atónita mirada del recepcionista, todavía. Ayame habló de nuevo:
—Yo... tengo la llave. La habitación está en el último piso... —le informó, roja como un tomate. ¡Menudo numerito estaban montando? Las cosas no podían ir peor...
—¿Y... y tenías que...? —Daruu se separó, como una pegatina mal puesta, de la pared del ascensor. Caminó con las piernas temblorosas, dándose la vuelta, y pulsó el botón del último piso. Las puertas del ascensor se cerraron. Miró a Ayame. Tenía toda la cara roja, esta vez del golpetazo—. ¿...tenías que pararme con tanta urgencia? Joé. —Se frotó la nariz.
¡PLOM!
Daruu se dio de bruces contra la pared. Todo ante la atenta y atónita mirada del recepcionista, todavía. Ayame habló de nuevo:
—Yo... tengo la llave. La habitación está en el último piso... —le informó, roja como un tomate. ¡Menudo numerito estaban montando? Las cosas no podían ir peor...
—¿Y... y tenías que...? —Daruu se separó, como una pegatina mal puesta, de la pared del ascensor. Caminó con las piernas temblorosas, dándose la vuelta, y pulsó el botón del último piso. Las puertas del ascensor se cerraron. Miró a Ayame. Tenía toda la cara roja, esta vez del golpetazo—. ¿...tenías que pararme con tanta urgencia? Joé. —Se frotó la nariz.