23/02/2019, 01:44
Los dos avanzaron por un camino completamente irregular. Frente a la pared de piedra tenían la fuerza del agua, que caía con intensidad, amenazando con devorar todo lo que encontrase por en medio.
Al menos, hasta que llegaron al punto que mencionaba el pergamino.
« ¿Qué cojones? »
La cascada simplemente se desvanecía. Cómo si el agua se hubiera evaporado. Juro miró al cielo, y se encontró con algo aún más aparatoso: un cubo enorme de piedra, el cual desentonaba demasiado frente al resto de materiales. No había que ser un genio para saber que no era producto de la madre naturaleza.
Yota comenzó sus inquietudes. Juro no pudo más que asentir.
— Ésto no se ha hecho solo. Aquí hay alguien — Juro dijo lo que los dos estaban pensando. ¿Doton? ¿Conocimientos de ninjutsu? Fue lo primero que le vino a la cabeza —. Puede que haya secuestrado al crío. Por lo que sabemos, ésto podría ser incluso la guarida de alguien. Lo más seguro es que estén esperando a que alguien vaya a por el niño.
» Prepárate, Yota. Me gustaría que hubiera otra opción, pero no nos queda otra más que bajar por aquí — repuso Juro —. No tenemos ni idea de lo que nos espera
Chasqueó la lengua. En una cueva cerrada, con paredes estrechas, su armamento estaba muy limitado (cualquiera de sus explosivos podría enterrarlos vivos, y su veneno podía ser peligroso ahí abajo). Tendría que recurrir a algo más sencillo, supuso. Al menos, tenía a su marioneta a la espalda, en caso de emergencias.
Sacó de su chaleco un kunai, y lo sostuvo con la mano derecha, empuñandolo.
Juro se acercó a la cueva, con cautela, y en caso de no escuchar nada, se asomaría a la entrada, tratando de distinguir si se podría ver algo en los interiores de aquella caverna.
Al menos, hasta que llegaron al punto que mencionaba el pergamino.
« ¿Qué cojones? »
La cascada simplemente se desvanecía. Cómo si el agua se hubiera evaporado. Juro miró al cielo, y se encontró con algo aún más aparatoso: un cubo enorme de piedra, el cual desentonaba demasiado frente al resto de materiales. No había que ser un genio para saber que no era producto de la madre naturaleza.
Yota comenzó sus inquietudes. Juro no pudo más que asentir.
— Ésto no se ha hecho solo. Aquí hay alguien — Juro dijo lo que los dos estaban pensando. ¿Doton? ¿Conocimientos de ninjutsu? Fue lo primero que le vino a la cabeza —. Puede que haya secuestrado al crío. Por lo que sabemos, ésto podría ser incluso la guarida de alguien. Lo más seguro es que estén esperando a que alguien vaya a por el niño.
» Prepárate, Yota. Me gustaría que hubiera otra opción, pero no nos queda otra más que bajar por aquí — repuso Juro —. No tenemos ni idea de lo que nos espera
Chasqueó la lengua. En una cueva cerrada, con paredes estrechas, su armamento estaba muy limitado (cualquiera de sus explosivos podría enterrarlos vivos, y su veneno podía ser peligroso ahí abajo). Tendría que recurrir a algo más sencillo, supuso. Al menos, tenía a su marioneta a la espalda, en caso de emergencias.
Sacó de su chaleco un kunai, y lo sostuvo con la mano derecha, empuñandolo.
Juro se acercó a la cueva, con cautela, y en caso de no escuchar nada, se asomaría a la entrada, tratando de distinguir si se podría ver algo en los interiores de aquella caverna.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
...
Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60