23/02/2019, 20:08
Daruu pasó la mayor parte del tiempo que Ayame estuvo duchándose en estar igual de nervioso fuera del baño que dentro. Se paseó por la habitación, toqueteó las sartenes, abrió y cerró la nevera vacía y se asomó hasta tres veces de la ventana. Luego, optó por tirarse en la cama a comprobar la suavidad de las sábanas, e imaginarse a Ayame junto a él tampoco fue tranquilizador. No mucho después la chica salió del baño, vestida también con un flamante atuendo primaveral.
Daruu sólo esperaba que no se le hubiera notado mucho el sonrojo ni la boca abierta.
—Eh... estás... muy guapa. Más que... más que aquella noche en el Valle de los Dojos. ¿Te acuerdas? —apartó la mirada, azorado, acariciándose la nuca—. Al menos ya llevas la frente al descubierto. —Volvió a mirarla, sonriendo—: es una de las cosas más bonitas de tu carita.
Se levantó y tras dudar un poco, volvió a besarla.
Daruu sólo esperaba que no se le hubiera notado mucho el sonrojo ni la boca abierta.
—Eh... estás... muy guapa. Más que... más que aquella noche en el Valle de los Dojos. ¿Te acuerdas? —apartó la mirada, azorado, acariciándose la nuca—. Al menos ya llevas la frente al descubierto. —Volvió a mirarla, sonriendo—: es una de las cosas más bonitas de tu carita.
Se levantó y tras dudar un poco, volvió a besarla.