19/10/2015, 16:30
Nabi contestó algo que prometía ser enigmático pero que acabó siendo otro comentario tan anodino sobre el clima como el que había sido el suyo. Que su villa era la más justa porque en primavera se llenaba de color y de vida, sobretodo cuando no llovía. Daruu torció el gesto y giró la cabeza preguntándose qué había querido decir. Había entendido eso, pero no estaba seguro.
—Qué... poético ha sonado eso. —Por no decir "tío, esa droga ha venido desde Kusa por lo menos", ¿sabéis?
El Uchiha rubio pareció recordar algo que le habían contado. Ah, sí, rituales bajo la lluvia de la gente de Amegakure. Una serie de rumores que ellos mismos difundían para dar miedo y parecer más sanguinarios ante los demás. Una especie de broma a gran escala.
Bueno, broma a medias. Sí, seguía siendo una tradición salir a correr casi o completamente desnudo bajo la lluvia, con el frío. Pero eso no era más que otro entrenamiento más: fortalecer el cuerpo y la mente para ganar resistencia bajo el agua, en su terreno. Si un invasor entraba al país, tenían las de ganar, pues estaban adaptados al constante azote de Amenokami.
Pero Nabi no sabía eso.
Os podéis imaginar lo que le contó Daruu.
—¡Oh, Dios, no me lo recuerdes! —Daruu simuló una arcada—. El primer corazón de mangosta que nos hicieron comer crudo me hizo vomitar... Pero el cuarto y el sexto me dejaron marcado...
Hizo una pausa dramática y cerró los párpados.
—Después de unos cuantos más te acostumbras, pero nunca olvidaré la Ceremonia de Decapitación del Recién Nacido.
Por supuesto, en Amegakure no existía tal cosa, ni tampoco se comían los corazones de las mangostas. De hecho, no había visto a una mangosta en su vida.
—Qué... poético ha sonado eso. —Por no decir "tío, esa droga ha venido desde Kusa por lo menos", ¿sabéis?
El Uchiha rubio pareció recordar algo que le habían contado. Ah, sí, rituales bajo la lluvia de la gente de Amegakure. Una serie de rumores que ellos mismos difundían para dar miedo y parecer más sanguinarios ante los demás. Una especie de broma a gran escala.
Bueno, broma a medias. Sí, seguía siendo una tradición salir a correr casi o completamente desnudo bajo la lluvia, con el frío. Pero eso no era más que otro entrenamiento más: fortalecer el cuerpo y la mente para ganar resistencia bajo el agua, en su terreno. Si un invasor entraba al país, tenían las de ganar, pues estaban adaptados al constante azote de Amenokami.
Pero Nabi no sabía eso.
Os podéis imaginar lo que le contó Daruu.
—¡Oh, Dios, no me lo recuerdes! —Daruu simuló una arcada—. El primer corazón de mangosta que nos hicieron comer crudo me hizo vomitar... Pero el cuarto y el sexto me dejaron marcado...
Hizo una pausa dramática y cerró los párpados.
—Después de unos cuantos más te acostumbras, pero nunca olvidaré la Ceremonia de Decapitación del Recién Nacido.
Por supuesto, en Amegakure no existía tal cosa, ni tampoco se comían los corazones de las mangostas. De hecho, no había visto a una mangosta en su vida.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)