26/02/2019, 23:28
—Bueno, sí —respondió Daruu, encogiéndose de hombros. Sin embargo añadió algo más a su argumento—: pero, pensemos por sólo un momento, ¿y si no fuera así? ¿Qué han hecho esos mandamases para merecer preservar el cargo hereditario de por vida?
Ayame le miró de reojo, casi con prudencia, cuando Daruu se incorporó un poco y se acercó a ella. Inclinó la cabeza sobre su hombro y entonces las palabras acariciaron su oído:
—¿No serían los kage mejores candidatos para gobernar el país de forma directa? Estos son sólo sanguijuelas.
Ayame se volvió de golpe hacia él, contemplándole con ojos como platos, horrorizados.
—¿Qué estás...? —le susurró, alarmada ante sus palabras. Pero la pregunta no llegó a completarse en sus labios. Porque, ¿cuál era la pregunta realmente? ¿Qué demonios estás planeando? ¿Qué estás insinuando? ¿Es que te has vuelto loco?—. Daruu... eso no tiene gracia...
Ayame le miró de reojo, casi con prudencia, cuando Daruu se incorporó un poco y se acercó a ella. Inclinó la cabeza sobre su hombro y entonces las palabras acariciaron su oído:
—¿No serían los kage mejores candidatos para gobernar el país de forma directa? Estos son sólo sanguijuelas.
Ayame se volvió de golpe hacia él, contemplándole con ojos como platos, horrorizados.
—¿Qué estás...? —le susurró, alarmada ante sus palabras. Pero la pregunta no llegó a completarse en sus labios. Porque, ¿cuál era la pregunta realmente? ¿Qué demonios estás planeando? ¿Qué estás insinuando? ¿Es que te has vuelto loco?—. Daruu... eso no tiene gracia...