27/02/2019, 22:07
Como buen ejemplo del sexo masculino, yo ya estaba pensando en cosas intrascendentes mientras miraba a un lado y otro del festival en busca de un puesto de comida que no ofreciese vegetales, pescado o postres. Iba pensando en la decadencia que nos estaba invadiendo en Uzushiogakure, primero un pacto con Amegakure y ahora no había puestos de comida como Shiona-sama manda. Obviamente, incluso en mis pensamientos, eso era algo irónico para aliviar el pesar que sentía en el corazón por no ver montones de carne y la gente celebrando los placeres de la buena ternera o el pollo bien cocinado.
En cambio, tenía que sufrir viendo como mis compadres uzuneses disfrutaban de pinchos de peces o cosas verdes que ni sabía ni quería identificar. ¿Por qué tenían que ser así? Joder, un poco más de grasa para el mundo.
Y en esa linea de pensamientos me movía hasta que algo tiró de mi yukata, al girarme vi a Eri mirándose los pies. Los miré también por si había algo raro, pero entonces empezó a hablar y subí la mirada a su rostro, oculto por su cabellera porque seguía mirando al suelo.
—Nabi... Yo... No sé qué he hecho mal, sé que no hemos coincidido en nada últimamente pero... Pero te echo de menos, yo... No sé lo que me pasa pero siento que estoy muy triste al saber que todo lo que nos unía al final solo se reducirá a recuerdos y... Y tengo miedo. Quiero decir que no quiero perderte por lo que pensemos, porque eres una persona muy importante para mí, y... Y pese a todo, quiero estar contigo siempre.
Era difícil dejar de ver a Eri como Eri y verla como Jounin. Era más que obvio que había avanzado a pasos agigantados y que yo era una misera hormiga en comparación a ella. Sin embargo, es que era tan adorable que era imposible verla como nada más que la chica más adorable y achuchable de Uzushiogakure. Sobre todo con esa expresión triste, esos mofletes enrojecidos y esa mirada de corderito.
Así que la abracé sin pararme a pensar, que era algo que se me daba especialmente bien.
— No pasa nada, Eri. Sí, discutimos un poco porque no pensabamos igual. En realidad, es que defendiste con mucha vehemencia a alguien que para mi no solo era una desconocida, si no que es la persona que casi te aparta de mi lado para siempre y me molestó más eso que otra cosa. — le susurré al oído antes de separarme de nuevo manteniendo las manos en sus hombros. — Pero ya está todo arreglado. Hay otro pacto, volvemos a ser todos amigos y la deuda con Datsue ha sido saldada. No veo motivos para seguir discutiendo por nada de eso. Aunque aún tengo la espinita clavada con Amegakure. Algo intentaran.
Ahí estaba yo, yéndome por las ramas como un profesional, cosa que también se me daba bien, casi tan bien como no pensar. Ambas cosas solían coincidir en tiempo y espacio.
— La cuestión es que no te preocupes por mi, cuando quieras estar conmigo, aquí estaré, y cuando no, aquí estaré igual. Vamos a por algo de comer, va.
Y con una sonrisa, la agarré de la mano para adentrarnos todavía más en el festival.
En cambio, tenía que sufrir viendo como mis compadres uzuneses disfrutaban de pinchos de peces o cosas verdes que ni sabía ni quería identificar. ¿Por qué tenían que ser así? Joder, un poco más de grasa para el mundo.
Y en esa linea de pensamientos me movía hasta que algo tiró de mi yukata, al girarme vi a Eri mirándose los pies. Los miré también por si había algo raro, pero entonces empezó a hablar y subí la mirada a su rostro, oculto por su cabellera porque seguía mirando al suelo.
—Nabi... Yo... No sé qué he hecho mal, sé que no hemos coincidido en nada últimamente pero... Pero te echo de menos, yo... No sé lo que me pasa pero siento que estoy muy triste al saber que todo lo que nos unía al final solo se reducirá a recuerdos y... Y tengo miedo. Quiero decir que no quiero perderte por lo que pensemos, porque eres una persona muy importante para mí, y... Y pese a todo, quiero estar contigo siempre.
Era difícil dejar de ver a Eri como Eri y verla como Jounin. Era más que obvio que había avanzado a pasos agigantados y que yo era una misera hormiga en comparación a ella. Sin embargo, es que era tan adorable que era imposible verla como nada más que la chica más adorable y achuchable de Uzushiogakure. Sobre todo con esa expresión triste, esos mofletes enrojecidos y esa mirada de corderito.
Así que la abracé sin pararme a pensar, que era algo que se me daba especialmente bien.
— No pasa nada, Eri. Sí, discutimos un poco porque no pensabamos igual. En realidad, es que defendiste con mucha vehemencia a alguien que para mi no solo era una desconocida, si no que es la persona que casi te aparta de mi lado para siempre y me molestó más eso que otra cosa. — le susurré al oído antes de separarme de nuevo manteniendo las manos en sus hombros. — Pero ya está todo arreglado. Hay otro pacto, volvemos a ser todos amigos y la deuda con Datsue ha sido saldada. No veo motivos para seguir discutiendo por nada de eso. Aunque aún tengo la espinita clavada con Amegakure. Algo intentaran.
Ahí estaba yo, yéndome por las ramas como un profesional, cosa que también se me daba bien, casi tan bien como no pensar. Ambas cosas solían coincidir en tiempo y espacio.
— La cuestión es que no te preocupes por mi, cuando quieras estar conmigo, aquí estaré, y cuando no, aquí estaré igual. Vamos a por algo de comer, va.
Y con una sonrisa, la agarré de la mano para adentrarnos todavía más en el festival.
—Nabi—
![[Imagen: 23uv4XH.gif]](https://i.imgur.com/23uv4XH.gif)