1/03/2019, 19:23
Daruu y Ayame prácticamente se abalanzaron sobre el pequeño puestecito con el ansia de dos lobos y la ilusión de dos niños pequeños. Él se adelantó a sus intenciones y compró un algodón de color rosa para él y otro azul para ella.
Minutos después, ambos caminaban deleitándose en sus respectivos dulces. Daruu la había tomado de la mano, así que no podía utilizarla para comer y se veía obligada a enterrar los dientes entre el algodón, pringándose en el proceso la nariz y las mejillas de azúcar azul.
——Es como morder... aumpf. —mascullaba Daruu a duras penas—. [sub=mediumseagreen]Ef jomo mozded ufa nufe. —Tragó—. Pero cuando la masticas se convierte en dulzor puro. ¡Está buenísimo!
—¡Y fe feface en la boca! —respondió ella, igual de ocupada en engullir. Al igual que Daruu, tuvo que tragar para seguir hablando y que se entendiera lo que estaba diciendo—. Nunca había probado algo igual. ¡Igual que los helados y los granizados! ¿Por qué no podemos tener estas cosas en Amegakure?
Minutos después, ambos caminaban deleitándose en sus respectivos dulces. Daruu la había tomado de la mano, así que no podía utilizarla para comer y se veía obligada a enterrar los dientes entre el algodón, pringándose en el proceso la nariz y las mejillas de azúcar azul.
——Es como morder... aumpf. —mascullaba Daruu a duras penas—. [sub=mediumseagreen]Ef jomo mozded ufa nufe. —Tragó—. Pero cuando la masticas se convierte en dulzor puro. ¡Está buenísimo!
—¡Y fe feface en la boca! —respondió ella, igual de ocupada en engullir. Al igual que Daruu, tuvo que tragar para seguir hablando y que se entendiera lo que estaba diciendo—. Nunca había probado algo igual. ¡Igual que los helados y los granizados! ¿Por qué no podemos tener estas cosas en Amegakure?